Lanzarote ha tenido la vendimia más abundante de la última década, según anunció la pasada semana el Consejo Regulador. Sin embargo, aunque se ha recogido un millón de kilos de uva más que en 2014, y aunque cada vez se exporta más vino de la isla, resulta que en realidad las vides se están abandonando y el sector está a puntito de desaparecer. O al menos, eso es lo que nos cuentan los que han utilizado y dado la vuelta a este dato para defender la modificación del Plan Especial de La Geria, advirtiéndonos de las terribles catástrofes que aguardan al sector, y a la isla entera, si no se aprueba ese cambio.
Las mentes simples podrían preguntarse por qué es tan vital modificar un Plan que, en realidad, se aprobó hace solo un año y cuatro meses. Es decir, si ese Plan de La Geria abocaba al sector a su desaparición, ¿por qué no se planteó eso en su momento? ¿Por qué no se introdujeron los cambios que fueran necesarios antes de aprobarlo? En lugar de eso, el presidente del Cabildo, Pedro San Ginés, alabó públicamente el documento y dijo que venía "a dar respuesta a una vieja demanda, necesidad y aspiración de la isla", "resolviendo además, en gran medida, la problemática que afecta" a las bodegas. Eso sí, desde ese mismo día, el presidente ya hablaba de que era necesaria una modificación. Una chiquitita. Básicamente, la que permite aumentar la superficie construida.
Que sea justo eso lo que le sigue faltando a Stratvs (que continúa sin ser legalizable pese a que ya se metió con calzador en el Plan de La Geria aprobado en 2014, cambiando el tipo de suelo varias veces durante la tramitación), es solo una mera casualidad. Y también es casualidad, por supuesto, que el medio que está abanderando esta reivindicación sea propiedad de Juan Francisco Rosa (por no hablar también de algún político y ex consejero al que este empresario ha tenido en nómina en sus empresas).
¿Saben eso de "éste compró un huevito, éste lo puso a asar, éste le echó la sal…"? Pues así es como podrían explicar los verdaderos listos de esta isla lo que se pretende hacer, para que lo entendamos todos. Si en cada cambio en el planeamiento avanzamos un pasito, pues se acaba logrando el objetivo deseado. Que por supuesto, es el bien del agricultor, faltaría más. A ver si alguien va a dudar de todos esfuerzos que dedican nuestros políticos a proteger el sector primario de esta isla.
Otra duda tonta que se puede plantear es por qué va a desaparecer un sector que lleva décadas funcionando y que, en realidad, lo que está revindicando es la posibilidad de crecer, precisamente porque cada vez hay más oportunidad de negocio. O qué tiene que ver con todo esto que determinadas bodegas intenten comprar uva a precios irrisorios, basándose en que es un supuesto excedente. ¿La compran como una obra de caridad? ¿Qué van a hacer con ella, tirarla?
En los últimos días, se ha llegado a decir que este año han quedado sin venderse 600.000 kilos de uva. Pero aunque el dato fuera cierto, lo que eso significaría es que se han vendido al menos 400.000 kilos más que en 2014 (dado que se ha recogido un millón más que el año anterior). Es decir, no se está comprando menos uva, sino que este año el campo ha dado más frutos, lo cual forma parte de la dinámica de un sector tan duro y complejo como el de la agricultura, que afronta años de escasez y años de abundancia, generándose problemas en ambas situaciones. Pero la mayoría de los años, con la producción habitual, las bodegas absorben toda la uva recogida.
En cualquier caso, partamos de la premisa de que son necesarias bodegas más grandes. O más bodegas, por qué no. ¿Qué hacemos? ¿Convertimos La Geria en una plantación de industrias? ¿Dónde ponemos el límite? Pues una vez más, la respuesta nos la dan los verdaderos listos de esta isla: el límite está en lo que ya han decidido previamente determinados empresarios, porque en Lanzarote se funciona así, con hechos consumados. Primero se infringe la ley y luego se aprueba el planeamiento para darle cabida. Porque por tontos que seamos los demás, o por tontos que crean que somos, la realidad es que el Plan de La Geria y su pretendida modificación no vienen a permitir la ampliación de las bodegas, sino, en la mayoría de los casos, a dar cobertura a lo que ya se ha hecho.
A riesgo de hacer perder los nervios a alguno, aún puede surgir otra duda quizá más tonta aún. ¿Por qué es necesario que una industria crezca en medio de un paisaje protegido? Es decir, ¿por qué no se pueden crear las bodegas que sean necesarias fuera de La Geria? Obviamente, las pequeñas bodegas históricas aportan un valor añadido a esa zona y a esa ruta turística. Pero una cosa es eso, y otra muy distinta llenar de grandes industrias ese espacio. Si mañana viene otro empresario y decide que quiere montar otra bodega, con su tienda, su restaurante y su arsenal de instalaciones anexas, ¿qué le vamos a decir? ¿Qué con Rosa se rompió la baraja? ¿Qué solo él puede construir lo que le dé la gana donde le dé la gana, aunque no esté amparado por ningún planeamiento, porque luego ya vendrán los políticos con sus planes y sus modificaciones a intentar legalizarlo?
Para eso, bastante más justo sería entonces dejar que todos hagan lo que les parezca oportuno, y no solo uno. Llenemos La Geria de bodegas industriales. Y también de hoteles y restaurantes. Incluso de fábricas para hacer también ahí las botellas, los corchos y hasta las cajas. A fin de cuentas, siempre es mucho más barato comprar un suelo donde no se puede construir (y luego cambiar el planeamiento a posteriori), que adquirir un suelo urbano o industrial para hacer tus negocios. Y si el próximo año tenemos una cosecha escasa en lugar de abundante, pues saquemos uvas de donde sea y hagamos vino de tetrabrik. Total, ya hicimos lo mismo con el turismo, cuando nos juraban que la salvación de la isla estaba en llenarla de hoteles y cemento. Esos hoteles que ahora tiran los precios y nos traen turistas con pulseritas de todo incluido.
Una vez más, las mentes simples seguirán pensando que aquello fue un error, y hablarán de las disparatadas cifras de paro que hay actualmente en la isla, pese a que la ocupación turística está batiendo récords históricos. O cuestionarán las condiciones laborales de los "afortunados" que trabajan en esos hoteles. Pero eso es porque se dejan llevar por los ecologistas, los legalistas y demás aguafiestas, incluyendo los que simplemente creen en una sociedad justa, con las mismas leyes y derechos para todos.
Por eso, no se engañen. Hay que prestar más oídos a la peña del Fútbol Club Barcelona en la isla, que ha pedido al Cabildo la modificación del Plan de La Geria (¡y no es broma!) y menos a los técnicos y juristas que han advertido de que esa modificación se sustenta en un plan que ya de por sí tiene vicios de nulidad, precisamente entre otras cosas por el trato que da a la ilegal bodega Stratvs.
Además de algunas peculiares asociaciones, unas 60 personas protagonizaron también el pasado viernes una caravana en "apoyo al sector vitivinícola de Lanzarote" y reclamando "un nuevo Plan para La Geria". La mayoría eran agricultores, que sin duda tendrán mucho que reivindicar, pero lo curioso es que allí no se vio a los verdaderos beneficiados por esa modificación que pretende aprobar el Cabildo. Porque esta modificación, por más vueltas que quieran darle, a quien afecta es a las bodegas, a las que se les va a permitir aumentar la altura y la edificabilidad. Simplemente eso. Y encima da el mismo trato, o incluso un trato preferente, a una bodega nueva y construida de forma ilegal, que a las bodegas históricas de La Geria.
Si lo que los viticultores reivindican es un nuevo Plan de La Geria, o medidas de apoyo al sector, desde luego nada tiene que ver con esa modificación, que afecta a unos artículos muy concretos (¿les pagarán un precio más digno por la uva cuando las bodegas sean más grandes, o cuando se legalicen obras ya realizadas?).
En cualquier caso, hay que recordar que si esa modificación no se ha aprobado hasta ahora, es porque el presidente no había aportado ni un informe jurídico ni técnico válido. Solo había uno del director insular de Ordenación del Territorio, Miguel Ángel Santana, que no es competente para emitir ese tipo de informes al ser un cargo de designación política, según terminó informando el secretario hace más de medio año. Además, tras un requerimiento de la oposición, el secretario también advirtió de que ese único informe que había estaba incompleto, ya que se limitaba a hablar de cuestiones de trámite y del cronograma a seguir, pero no valoraba si lo que se iba a aprobar se ajustaba o no a la ley.
Tras conocerse ese dictamen del secretario, San Ginés anunció que había encargado un nuevo informe. Sin embargo, siete meses después, lo que ha hecho el presidente es volver a presentar el mismo informe de Santana (pero ahora firmado también por la jurista del Cabildo Eugenia Torres) y otro que fue encargado a una funcionaria en prácticas, que entró hace unos meses en la Corporación. Al parecer, en sus manos decidió dejar San Ginés el dictamen sobre si la modificación se ajusta o no a la ley y a la normativa, cuando ya hay dos informes de dos juristas del Cabildo (no incorporados a este expediente) que sostienen que el Plan en el que se sustenta esa modificación tiene "vicios de nulidad radical".
Con esos mimbres, San Ginés ya ha convocado un pleno extraordinario para este jueves, para volver a intentar aprobar esta modificación. Una modificación que parece haber convertido en el leitmotiv de su mandato, junto con el museo submarino que quiere hacer, frente al también ilegal puerto de Juan Francisco Rosa.
Ahora, habrá que ver si consigue el apoyo de los partidos y consejeros suficientes para aprobarla. Y si lo logra, y si las mentes limitadas siguen sin entenderlo, pues siempre podrán terminar explicándolo en los tribunales, si les llega la hora de hacerlo. Ahí podrán explicar que el hecho de que esa modificación dé cabida a obras ilegales e inmersas en una causa penal con casi una veintena de acusados, es pura casualidad, y que ellos actuaron por un bien superior, por el bien del campo, del paisaje y del agricultor, por el que tanto sufren y se desvelan nuestros políticos. Porque a juzgar por lo que nos han venido contando, es un milagro que La Geria haya sobrevivido hasta ahora y que ya fuera lo que es antes de que existiera Stratvs y sin haberse aprobado ese bendito Plan y su modificación.
De hecho, si siguen subiendo un poquito más el discurso catastrofista, en los próximos días llegaremos a la conclusión de que si no se aprueba la modificación del Plan de La Geria caerán las siete plagas sobre la isla y el apocalipsis se cernirá sobre Lanzarote. Es más, probablemente entren en erupción los volcanes y arrasen todo a su paso. Porque si uno no puede jugar, hay que aniquilar la isla. De hecho, a estas alturas no se descarta que las históricas erupciones que asolaron Lanzarote hace dos y tres siglos se originaran por la ira de algún cacique descontento.