Opinión

"Desde la República de Weimar a la Operación Unión"

Por Agoney González Rodríguez Desde la distancia todo se ve con ojos diferentes. El "escándalo" político que ha salpicado a Lanzarote en los últimos días, me ha cogido fuera de la isla. Fuera de ella, se siente aún más dolor e impotencia al ver el ...

Por Agoney González Rodríguez
Desde la distancia todo se ve con ojos diferentes. El "escándalo" político que ha salpicado a Lanzarote en los últimos días, me ha cogido fuera de la isla.Fuera de ella, se siente aún más dolor e impotencia al ver el ...

Desde la distancia todo se ve con ojos diferentes. El "escándalo" político que ha salpicado a Lanzarote en los últimos días, me ha cogido fuera de la isla.Fuera de ella, se siente aún más dolor e impotencia al ver el grotesco espectáculo al que nos están sometiendo. No porque tema el juicio de otros, sino porque temo aún más el juicio propio.

No seré yo quien me rasgue las vestiduras por ver como las instituciones "públicas" son saqueadas, ninguneadas y, finalmente, deslegitimizadas. No seré yo el que se sorprenda de tales acontecimientos. No seré yo, porque yo, como tú,soy cómplice y culpable. Culpable porque la complicidad de "ver venir" la ola, de no tratar de pararla, y observarla con cierta gracia y resignación ("todos son iguales", ¿les suena?), me convierte en cómplice y culpable a la vez.

Cierto es que estos individuos, clase política, clase empresarial, clase oligárquica de la isla? han colapsado y "taponado" con su gestión los medios democráticos y de participación ciudadana pero nosotros, ciudadanos como ellos, les hemos dado el beneplácito para hacerlo una y otra vez. Sólo hay que acudir a las hemerotecas para ver que los mismos nombres y conflictos se repiten hasta la saciedad.

Cuando me enteré de estos acontecimientos, sin quererlo, me vino a la mente un símil que lejos de ser exagerado y extravagante resulta bastante ilustrativo:

Hitler y el Partido Nacionalsocialista alemán de la República de Weimar utilizaron, como ya sabemos, todos los mecanismos democráticos para borrar de un plumazo la democracia, pero lo consiguieron con el consentimiento de gran parte de la sociedad alemana, un factor que pocas veces se tiene en cuenta.

Considerando aquella realidad y observando lo que se nos ha mostrado en los últimos días, me pregunto lo siguiente:

- ¿Es legítimo que personajes que han transgredido y utilizado mecanismos democráticos para saltarse la Ley, puedan seguir dentro de las instituciones públicas?

- Aunque la sociedad de la isla les legitime para ello, ¿es legítimo y aceptable que se cumpla la "voluntad del pueblo" (como bien dicen algunos carteles) a pesar de saber que la democracia y sus principios se ponen en peligro como ocurrió en la República de Weimar?

Para dar una respuesta a estas preguntas, si es que se puede, se me ocurren dos argumentos:

Por un lado, la Democracia no está en peligro en ningún caso. El pueblo, que es soberano para gobernarse, tiene legítimo derecho para, por medio de los procedimientos democráticos, colocaren las instituciones a sus dirigentes, ya sea Dimas Martín, Enrique Pérez Parrilla, J. Francisco Reyes, Fabián Martín o Hitler. En todo caso la legitimidad de la democracia está asegurada porque estos líderes han sido elegidos democráticamente y pueden ser, de igual modo, destituidos.Este sería un argumento lógico pero con una realidad oculta desde mi punto de vista.

Por otro lado, (y este argumento surge para cuestionar el primero) en ningún caso la democracia debe basarse en procedimientos. Los procedimientos, como bien hemos observado, se quedan obsoletos y el caso de la República de Weimar y de la "Operación Unión" nos lo demuestran (si es que los acusados acaban siendo culpables).

Los procedimientos no sólo se quedan obsoletos sino que además, pueden convertirse en antidemocráticos. No se confunda mi argumento con un "ortegasianismo" oculto, no es mi intención y además detesto ese pensamiento. Se trata de otra cosa, mi propuesta es sumamente democrática, pues creo realmente en la capacidad del pueblo para autogobernarse. En lo que no creo es en cómo se han institucionalizado esos procedimientos democráticos que se han convertido en un FIN en sí mismos -a los que se acude una vez cada cuatro años- y no en un medio amplio, integrador y recolector de la voluntad popular. En la actualidad estos procedimientos son: banales, regios, elitistas, superficiales y peligrosos. En ningún caso el FIN puede justificar los medios cuando estos carecen de contenidos y principios, aún más, en un sistema democrático como presume ser el nuestro.

Mi exposición llega a su final abogando por la ESPERANZA de que algún día surja una ALTERNATIVA, para el 25 de Mayo o para el Fin de nuestros días, eso da igual. Que saque de nuestra vida pública, nuestros barrios, nuestros Ayuntamientos, nuestros parques, nuestro Cabildo y denuestra Isla la idea de que todos son iguales y que como todos son iguales, es mejor el que está en la cárcel y su estirpe que cualquier otra opción.

No se me hubiese ocurrido un poema mejor que citar en estos momentos que La Maleta de Pedro Lezcano.

Ellos, ellos

,

que cojan la maleta.

Los invasores de la paz canaria

que cojan la maleta.

Los que venden la tierra que no es suya,

que cojan la maleta.

Los que ponen la muerte en el futuro,

que cojan la maleta.

¡Que cojan la maleta,

que cojan para siempre la maleta!