Opinión

De culo y sin freno

Por Domingo García ¿Es la clase política el reflejo de la sociedad donde reside? En el caso concreto de Lanzarote, me atrevería a decir que sí.Una isla que se supone, por lo menos teóricamente, que tiene tantos ...

Por Domingo García
¿Es la clase política el reflejo de la sociedad donde reside? En el caso concreto de Lanzarote, me atrevería a decir que sí.Una isla que se supone, por lo menos teóricamente, que tiene tantos ...

¿Es la clase política el reflejo de la sociedad donde reside? En el caso concreto de Lanzarote, me atrevería a decir que sí.

Una isla que se supone, por lo menos teóricamente, que tiene tantos estamentos sociales, llámese asociaciones de vecinos, clubes sociales, deportivos, asociaciones empresariales, de trabajadores y hasta de consumidores, y con todo ello la isla continua dormida, no se podría entender sin la complacencia de todos para consentir que los políticos tanto gobernantes, principalmente, pero también los de la oposición puedan continuar durante tanto tiempo holgazaneando en las instituciones publicas, con unas administraciones paralizadas y lo que es peor, una isla que se nos queda en el vagón de cola ya no solo de Canarias sino de toda España, baste mirar cualquier índice económico, social o laboral.

La impresión que damos es que aquí solo interesan las intrigas, el cambalache político, lo de menos es lo que la población decida cada cuatro años a través de las urnas, nos hemos conformado con la rutina del no hacer nada, terminamos creyéndonos que el asunto político solo es cosa de políticos y lo que es peor, es que hasta los propios políticos se lo han terminando creyendo.

Una clase política que da la impresión que lo de menos son las ideas a la hora de gobernar, una prueba son los pactos que se han venido realizando durante ya demasiado tiempo, da lo mismo que se hayan puesto a parir todo el día, siempre habrá alguna palabra que saliendo de una chistera invisible justificara el nuevo pacto.

Pactos de necesidad, unos buscando la permanencia, otros la supervivencia, pero todos buscando la teta. Al final es lo único que tienen en común, su hambre por lo público y el gusto por la buena leche, que importan las ideas mientras haya vaca que ordeñar.

Todos conformes, nadie levanta la voz, hastío o pasotismo, da lo mismo. Desgraciadamente, el resultado es el mismo: de culo y sin freno.