Opinión

De alcaldes a condenados

Tarda, pero la Justicia termina llegando. Y aunque desde luego habrá muchísimos temas que queden en las tinieblas de un oscuro pasado, al menos algunos están saliendo a la luz. En algunos casos, el pueblo y sus compañeros de ...


Tarda, pero la Justicia termina llegando. Y aunque desde luego habrá muchísimos temas que queden en las tinieblas de un oscuro pasado, al menos algunos están saliendo a la luz. En algunos casos, el pueblo y sus compañeros de ...

Tarda, pero la Justicia termina llegando. Y aunque desde luego habrá muchísimos temas que queden en las tinieblas de un oscuro pasado, al menos algunos están saliendo a la luz. En algunos casos, el pueblo y sus compañeros de corporación ya les habían quitado el poder, pero ahora es la Justicia la que está sellando el fin de una era. La que está castigando unos tiempos en los que determinados políticos, especialmente atrincherados desde el poder de un ayuntamiento, hacían y deshacían como si estuvieran por encima del bien y del mal. Y ahora, les han venido a dejar claro que no lo estaban.

Dimas Martín, que inició su meteórica carrera política como alcalde de Teguise, conoció hace años la prisión de Tahíche y aún sigue acudiendo allí a dormir cada noche, en virtud del tercer grado penitenciario. José Francisco Reyes, que concedió decenas de licencias ilegales, ya tiene a sus espaldas una primera condena por prevaricación urbanística, por lo que se la ha impuesto una pena de inhabilitación de diez años. Y Juan Ramírez, que ya había sido condenado por un delito de falsedad documental en el caso Villa Dolores, ahora afronta una nueva condena, esta vez por estafa en la venta de una vivienda. Y tanto Ramírez como Reyes, aún tienen pendientes juicios por delitos urbanísticos.

Así, la sensación de impunidad llega a su fin, y quizá empiece a servir también de medida ejemplarizante. Porque precisamente la lentitud de los procesos judiciales, ha podido llevar a que algunos se confiaran demasiado, creyendo que la ley era algo que no iba con ellos.

De hecho, en los casos citados, no sólo son destacables los delitos cometidos, sino también lo burdo y grosero de la manera de delinquir. En el caso de ex alcalde de Yaiza, del que ya se han escrito ríos de tinta, intentó alegar ante la jueza que aunque concedía licencias ilegales a diestro y siniestro, no tiene ni idea de urbanismo ni leía los informes porque no los iba a entender. Y eso, lejos de librarle de la condena por prevaricación urbanística, también le costó que la jueza subrayara en su sentencia que actuó con "negligencia" y "muy poca responsabilidad, si no nula, en su gestión como alcalde".

En el caso de Ramírez, su primera condena fue por falsificar un contrato para que el Ayuntamiento pasara a pagar por el alquiler de una propiedad más del triple del precio que se había acordado en el pleno. La segunda, desvelada esta semana por La Voz de Lanzarote, por vender una vivienda a unos particulares, ocultándoles que tenía una hipoteca y que estaba a punto de ser embargada.

Pero además, aún debe responder por la concesión de una quincena de licencias en varias localidades de Haría, algunas incluso, según sostiene el fiscal, obteniendo un beneficio personal.

Concretamente, según el escrito de acusación, pidió una licencia para ampliar su vivienda de Arrieta, y él mismo la autorizó, olvidándose de que tenía deber de abstenerse, por estar directamente implicado. Y lo mismo hizo, según el fiscal, cuando la empresa de la que era administradora su entonces mujer solicitó una licencia para segregar varias fincas. Además, la concedió sin los informes pertinentes y, en algunos casos, en parcelas reservadas para "zona verde o uso deportivo". Y por si fuera poco, agrega el Ministerio Fiscal que al día siguiente, Juan Ramírez compró varias de esas fincas segregadas.

Además, en el lote de esas 15 licencias investigadas por la Justicia, también se incluye una otorgada a su compañero de condena en el caso de Villa Dolores y beneficiario del contrato de arrendamiento de la finca, Pedro Perdomo Reyes, al que Ramírez dio luz verde para construir dos bungalows en el Charco del Palo, pese a que había informes técnicos desfavorables.

Tanto para Ramírez como para José Francisco Reyes, sus eternos mandatos terminaron en moción de censura, que les alejó del poder municipal. Pero eso no significa que su pasado nos les siga persiguiendo, en forma de tribunales de Justicia. Y es que aunque llegue tarde, y quizá no a todos los rincones que debería, al menos la Justicia empieza a poner, poco a poco, las cosas en su sitio.