Ser alcalde de Miami, ese es el sueño de políticos mediocres. Mandar en un municipio de grandes emociones, con muchos y famosos residentes. Cuantos más mejor. Piensan estos alcaldes que sus municipios son un muerto,
por eso se inventan fiestas, macroboberías y construyen macro puertos. Presionados por los comerciantes a batir todo tipo de record de masificación paraestimular sus comercios y sus bolsillos. Como sus ciudades son un
muerto hay que conseguir ambiente aunque sea a costa de algunos cadáveres semanales. Ajustes de cuentas, reyertas, sobredosis, ambulancias, etc. Ambientazo es lo que mola. Muchos alcaldes se pirran por una revista del corazón que hable de sus ciudadanos predilectos: famosos cocainómanos que se acuestan por dinero y cuyo cuerpo tiene valor de cambio. Un periódico de nuestro país ya regala gratis una revista del corazón nacional: salen la gente guai de todo el Archipiélago y sus colegas de península. Te enseñan su
casa mientras te dicen que son grandes amantes de la familia, de los amigos y de la buena comida. Algunos incluso tienen viñas y todo. Empresarios morenitos que desean famosearse. Monarquías hermanas de toda la vida cuyo
tipismo consiste en permitir la esclavitud y en lapidar mujeres adúlteras. Gente chachi que deja dinero para los comerciantes. Porque lo bueno es eso, crear empleo, de lo que sea. Y tienen razón. Empleos para matones a sueldo,
de prostitución, de chulos de discoteca, de paparachis, vigilantes, sicarios, etc. Redes de narcotraficantes de cocaína, de armas, de personas, etc. Lo que pasa es que la Universidad de La Laguna no cualifica adecuadamente a sus estudiantes para estos empleos. Está desfasada. Además,
un ambientazo así genera el oficio de corruptor, no sólo de menores sino, también, de mayores. Corruptor de políticos, que siempre tienen mayor impunidad, jardineros, domador de tigres, etc.
Menos mal que ahora, también los fiscales anticorrupción parecen tener trabajo. En fin, que se genera una cantidad de crecimiento económico que en algún lado habrá que gastarlo. En un puerto para atracar los yates y para desembarcar la mercancía. El fiscal anticorrupción debería darse una vueltita por los puertitos restringidos de nuestros sures para que vea el ambientazo. Si es que lo dejan entrar, claro.
Muchos alcaldes sueñan con traer a grandes artistas y a famosos, y a reyes. Y les regalan parcelitas dentro del presupuesto de promoción. Hay que atraer fondos europeos, aunque sea para hastiar a los canarios. Mientras entre dinero es bueno. En estos municipios se aparean famosos que después salen por la tele en programas del tipo patriótico españolista moribundo del corazón. Ahí se celebran galas de elección de misses que como todo el mundo
sabe no son tapaderas de valores de cambio. Qué va. Y así son las cosas, en esos municipios cada vez hay menos gente del país y se crean protectorados donde se da caza al ecologista, al independentista y al fiscal anticorrupción. Y, mientras, los cuerpos policiales de élite incautan a
incautos con canutitos, van a las procesiones de semana santa, multan a quienes convocan manifestaciones y huelgas. En fin; ambientazo total y crecimiento económico.
Pero, ejercer la anticorrupción es asunto de lo que todo ser maduro sabe: de voluntad política. Si hubiera voluntad política algunos ex y alcaldes costeros ya estarían en la cárcel, algunos ex-presidentes autonómicos y muchísimos máximos ediles y empresarios de la construcción y la hostelería también. ¡Si es que hasta se han leído tesis que defienden la conexión litoral-especulación inmobiliaria-criminalidad! Será que las cosas no son como parecen y vivimos en un Miami permanente y que, por eso, la
izquierda social va a terminar afiliándose a la fiscalía anticorrupción. Será.
Paco Déniz