Opinión

Cándido, el del bombo

Por Miguel González Es ciertamente paradójico, pero el "Guaje" Villa puede ser la coartada perfecta para que Cándido Reguera ponga en la calle a los veintisiete asesores que ha enchufado en el Ayuntamiento de Arrecife y que mantienen opacas las paredes ...

Por Miguel González
Es ciertamente paradójico, pero el "Guaje" Villa puede ser la coartada perfecta para que Cándido Reguera ponga en la calle a los veintisiete asesores que ha enchufado en el Ayuntamiento de Arrecife y que mantienen opacas las paredes ...

Es ciertamente paradójico, pero el "Guaje" Villa puede ser la coartada perfecta para que Cándido Reguera ponga en la calle a los veintisiete asesores que ha enchufado en el Ayuntamiento de Arrecife y que mantienen opacas las paredes de cristal de las que alardeó el alcalde en el indigno pleno donde accedió al sillón municipal, gracias al voto de dos ex presidiarios imputados por gravísimos delitos de corrupción. Quiero decir que a alguien habrá que culpar de la foto publicada por los diarios digitales de Lanzarote, donde aparece Cándido ataviado al modo y manera de Manolo, el del bombo y con un sombrero de motivos rojigualdos que, sin duda, se lo colocó su peor enemigo. Confieso que sospeché de un montaje ad hoc de elagitador.com, pero pronto colegí que, en ocasiones, y ésta era una de ellas, la realidad supera a la ficción.

El caso es que el alcalde de Arrecife y la plana mayor del PP de Lanzarote se presentaron la tarde del martes pasado en el Charco de San Ginés para seguir en pantalla gigante las evoluciones de la selección española de fútbol en el Mundial de Sudáfrica, con triunfo agónico sobre la Portugal de Cristiano Ronaldo. Acontecimiento ese poco destacable, pues muchas ciudades canarias y españolas utilizan los partidos de la selección para concentrar a los aficionados y animar a "La Roja", que camina con paso firme hacia la final del campeonato. Pero hete aquí que Arrecife es diferente, porque además de soportar a un grupo de gobierno indecente y sustentado por corruptos, también goza de la posibilidad de compartir euforias futbolísticas con los dirigentes del partido de la derecha; y, por si fuera poco, caracterizados de apasionados hinchas de la selección con Cándido el del bombo al frente de la expedición.

¿Cómo se produjo la secuencia de los hechos? ¿Qué impulso irrefrenable condujo a los conservadores conejeros hasta el Charco? ¿Por qué, desoyendo los consejos de Rajoy y Cospedal de no ponerse en evidencia, los cabezas visibles del PP lanzaroteño se expusieron a la mofa pública? ¿Qué los conminó a convertirse en frikis por un día? ¿Cuál es la razón de que Eugenio Hernández no apareciera en la foto maldita? Cuentan los que tienen acceso a las cocinas del poder municipal que la culpa fue de "los veintisiete", acepción críptica utilizada por algunos desafectos a Cándido para referirse al grupo de asesores-enchufados por PP-PIL-PNL cuyos sueldos abonan los ciudadanos de Arrecife con sus impuestos. Al parecer, los hechos acaecieron como sigue: el asesor número 24 insistió en que era obligado presentarse en el Charco, caracterizados como el mejor Iniesta o el más sutil Xabi Alonso; el asesor número 16 indicó que tal vez la gente podía sospechar que el PP en peso estaba allí buscando votos; el asesor número 12 desechó el argumento, pues según sostuvo, "el alcalde inaugura todos los días tapas de alcantarilla y nadie nos acusa de electoralistas"; el asesor número 20 propuso que el alcalde pronunciara un discurso sobre el icono-pelotazo del Islote del Francés; el asesor número 18 se interesó por la asistencia al evento de la concejala de Hacienda, más que nada para buscarle aparcamiento; el asesor número 23 sugirió la posibilidad de habilitar un servicio especial de guaguas municipales, pero fue acallado por Lorenzo Lemaur al grito de "¡cállate, cretino, que las vamos a privatizar!"; y el asesor número 9 mostró su desasosiego y preocupación ante la posibilidad de que los concejales del PIL hicieran acto de presencia, por lo del kilo solidario, en fin...

El caso es que, hiper-asesorados, Cándido, Lorenzo, Joel, Rita y Astrid se encaminaron hacia el Charco para vibrar con el gol de Villa, porque yo soy español, español, español y no como ZP que está rompiendo España, sin hacer uso de uno de los sentidos más racionales del ser humano: el sentido del ridículo. Porque eso es lo que hicieron, en definitiva, los dirigentes del PP. Al alcalde de Madrid no se le ocurre presentarse en la explanada del Bernabéu disfrazado de Manolo el del bombo, y ni siquiera Soria, que practica jogging por la Avenida Marítima de Las Palmas de Gran Canaria con una videocámara detrás, ha caído en algo tan grotesco. Cándido se pasó de frenada, obsesionado como está por legitimar en los medios de comunicación la indignidad diaria que ampara en Arrecife, cobijando en el gobierno de la ciudad a políticos corruptos. Queda la foto, ridícula y patética, para recordarle siempre con escarnio que fue un alcalde cuya paranoia anti-socialista lo derivó hacia pactos indecentes con corruptos. Y queda la duda, tras la foto, de si entre los veintisiete asesores-enchufados y los dirigentes del PP conejero existe vida inteligente.

P.D. No consta la presencia en el Charco de gente del PIL o del PNL. Teniendo en cuenta su especial querencia pro marroquí-africanista-independentista-insularista, y que ese día no había "bisne" de donde rascar, es de suponer que su corazón futbolístico esté con Zimbabwe.

Por Miguel González