"Ave, presidente, morituri te salutant". He querido seleccionar esta frase, señor presidente, utilizada en la antigua Roma por los delincuentes ajusticiados para saludar al Emperador, y con ello referirme a los lamentables acontecimientos que usted protagoniza, merced de la "gracia divina" que cree ostentar como presidente, muy a mi pesar, del Cabildo Insular de Lanzarote.
"Ave, presidente", permítame que antes de morir trate de encontrar una explicación meridianamente sensata que justifique su recurrente incontinencia, salvo que piense usted de verdad, que de la noche a la mañana se ha convertido en el nuevo "Imperator" de nuestra isla, y que ello le faculta para condicionar a todo el que se pone en su camino, algo de lo que lamentablemente dio usted buena cuenta en una reciente entrevista de televisión, en la que abierta y descaradamente, daba usted una patada al TÍTULO I, Artículo 20 de nuestra Constitución Española de 1978, que reconoce y protege nada más y nada menos, que el derecho a expresar y difundir libremente los pensamientos, o comunicar y recibir información veraz. Me pregunto, señor presidente, con ese sesgo antidemocrático que a veces le delata, qué no será usted capaz en privado, si a la vista de todos se atreve a reprochar la libertad de expresión de un medio de comunicación, y que le lleva a cometer torpezas, desde el punto de vista Institucional, como la de tratar de influir públicamente de manera distinta a la de su voluntad, en este caso la mía, en el inviolable ejercicio de un legislador.
Tal vez no lo comparta, señor presidente, pero estará usted al tanto de la separación de poderes que consagra nuestro Estado de Derecho, y por tanto le requiero, para que en el futuro tenga usted presente y respete, la legitimidad de quienes representamos al pueblo español en las Cortes Generales en defensa del interés general, un derecho que contempla nuestra Carta Magna y que usted también juró o prometió cumplir como representante público.
Me pongo en su lugar, señor presidente. Quiero comprender su desesperación e imagino que no le resultará nada fácil enfrentarse cada día a las contradicciones de su partido, Coalición Canaria, ni tampoco a las de su socio de gobierno, el PSOE, hoy ecolo-jetas confesos, cuando hace apenas tres años defendían justamente lo contrario de lo que hoy proclaman, es decir, estaban ustedes y muchos lo siguen estando, totalmente a favor de realizar prospecciones de hidrocarburos en aguas próximas a Canarias.
Guardo el programa con el que CC concurrió a las elecciones autonómicas, insulares y municipales de 2011, el mismo que usted defendió para acceder a la presidencia de nuestro Cabildo. Concretamente en la página 121, donde el partido que hoy hace de este asunto una guerra contra el Estado y parece que usted particularmente contra todo lo que se mueve, pedía más competencias para Canarias, entre ellas «las materias de gran interés para el futuro del Archipiélago (prospecciones petrolíferas, gestión de puertos y aeropuertos)».
Por otro lado, si revisamos y leemos atentamente el Plan Energético de Canarias (PECAN), vemos que fue elaborado por la misma coalición de partidos a la que usted pertenece, Coalición Canaria en 2007, donde se recoge la necesidad de que los ingresos por extracción de crudo en Canarias se queden en las islas. Totalmente de acuerdo con usted y su partido, señor presidente.
Igual de claro lo vio su socio de gobierno, cuando el hoy vicepresidente del Gobierno de Canarias y líder del PSOE en Canarias, José Miguel Pérez, dijo aquello de que «el Partido Socialista Canario haría las prospecciones con los ojos cerrados» (C7, 1 de febrero de 2011) mientras el Gobierno de Zapatero las negociaba con Marruecos; o su compañero Jorge Rodríguez, viceconsejero del Gobierno de Canarias, cuando dijo a Diario de Avisos en 2010 que "la búsqueda de petróleo en las islas crearía empleo". ¿Quiere más ejemplos de su engaño, señor presidente?
Me esfuerzo por entender su sufrimiento, señor presidente, créame. Porque a pesar de creerse usted el nuevo "Imperator", ¿con qué iba a ilustrarnos de no tener este argumento?. ¿Acaso con la privatización del agua?, ¿la compra de alguna casa, tal vez?, ¿o la subida de los carburantes?. Tal vez hasta tendría que explicar, por qué no ha sido capaz de aprobar el planeamiento insular durante los cinco años que lleva en el cargo.
Esto ya no es una pelea de barrio, señor presidente. Aunque no lo parezca, tiene usted la enorme responsabilidad de dirigir el Gobierno Insular y con ello gran parte de nuestro futuro, así que le ruego, con toda humildad pero con el máximo rigor, que se comporte de una vez a la altura del cargo que ostenta, aunque sin duda le cueste. Deje usted de jalear la desobediencia y no se arrogue la representatividad que no tiene, pero sobre todo, deje usted de gastarse el dinero de todos los lanzaroteños en pagar asesores por la causa, gabinetes jurídicos, campañas publicitarias, viajes por el mundo para hacer contra-promoción de la marca Lanzarote y quien sabe cuantas cosas más, y dedíquese a ayudar a los que menos tienen en esta isla. En eso es, señor presidente, en mi humilde opinión, en lo que usted se debería volcar.
Yo no tendré la osadía de pedirle que se marche, señor presidente, esa es una conclusión a la que sólo usted debe llegar, pero sí le pido que no nos avergüence con su altanería, porque entre usted y yo no hay más en común que haber nacido en el mismo barrio, tener la enorme responsabilidad, cada uno la suya, de dar respuesta a los problemas de los ciudadanos, y ambos sabemos que no es usted ningún Emperador. Y si me permite una última reflexión, porque yo sí que le respeto y aprecio; cuídese, por su propio bien, y mientras sea presidente, por el de todos los que dependemos de usted.
Óscar Luzardo, Senador por Lanzarote