El juicio contra la mujer que "acuchilló" a sus hijos en Arrieta el 24 de junio de 2015 ha quedado visto para sentencia tras la sesión celebrada este martes, que ha concluido con un alegato de más de 26 minutos por parte de la acusada. Las partes se han reafirmado en sus peticiones iniciales. En el caso del Ministerio Fiscal, solicita para la acusada 15 años de internamiento en un centro psiquiátrico para recibir el tratamiento adecuado, por cada uno de los dos delitos de las que se la acusa. El Fiscal considera que no es responsable penalmente porque sufría una "alteración psíquica". Por su parte, la defensa pide que quede "en custodia familiar" y que sea tratada de forma ambulatoria.
En el juicio, tras finalizar las declaraciones de todos los testigos y de los peritos, la acusada ha hecho uso de su derecho a la última palabra. "Aunque me gane 15 años [en relación a la petición del fiscal] voy a hablar", ha comenzado afirmando. En su alegato, la procesada ha subrayado el "gran amor que siente hacia sus hijos", indicando que "nunca les haría daño". La mujer ha insistido, como lo hizo el primer día de juicio durante su declaración, en que el delirio que concluyó con la agresión a sus hijos "comenzó a estructurarse" no días antes, sino dos meses antes. En su intervención se ha preguntado dónde están los psiquiatras de la red del Servicio Canario de Salud que le corresponden y dónde están sus posibilidades terapéuticas.
La acusada ha señalado que se ha sentido sola incluso en el juicio y ha tenido palabras duras para su propio abogado, llegando a afirmar que su letrado le "coaccionó" para que "dijese que sí a todo" y llegase a un acuerdo de conformidad, aceptando lo que pide para ella la Fiscalía. En este sentido, ha señalado que éste ha estado más "al servicio de su marido", que es el que "le paga".
"Me abandonó en el punto máximo de mi locura"
A su marido ha dedicado la mayor parte de su alegato final, afirmando que la noche de los hechos la dejó sola con sus hijos y se marchó a pasear al perro, pese a que se encontraba "enferma". Cuando se produjeron los hechos acababan de regresar del Hospital, al que habían acudido porque necesitaba atención debido al estado psicológico en el que se hallaba ese día. "Me abandonó en el punto máximo de mi locura", ha señalado. La mujer ha asegurado que en sus años de relación estuvo dominada por él y, al igual que hizo en la primera jornada del juicio, ha insistido en que sufrió malos tratos. En esta ocasión ha señalado que presentó una denuncia pero la retiró en febrero de 2014, cuando tenía que ratificarse en los juzgados.
Tras el juicio, La Voz ha hablado con el marido de la acusada, que ha seguido el alegato en la sala. En conversación con este medio, ha negado las acusaciones de su mujer, aunque ha explicado que no quiere decir nada contra ella porque sufre una "enfermedad terrible", de la que él afirma que no tuvo conocimiento hasta que se produjo el suceso. Ha expresado su deseo como padre de que sus hijos "puedan crecer en Lanzarote felices" y de que su madre "pueda mejorar".
Tras el largo alegato de la mujer., el presidente de la Sala ha querido dejar claro que la labor del abogado de la defensa ha sido "impecable" y ha señalado a la acusada que puede cambiar de letrado si no está conforme con él. Igualmente ha subrayado que el juicio se ha celebrado con todas las garantías legales.
Declaraciones
Por otra parte, en el juicio han declarado seis guardias civiles que intervinieron en el caso. Los dos que llegaron en el primer momento, avisados en torno a la una y media de la madrugada, han afirmado que se encontraron a varias personas en el exterior de la vivienda y a la madre de la procesada que les explicó que su hija estaba dentro y que tenía un cuchillo. Los dos agentes han coincidido en señalar que una vez dentro vieron un rastro de sangre y encontraron a la mujer en la cama herida y con la imagen "de un santo o una virgen de metal" apretada contra el pecho. "Estaba ensangrentada", ha recordado uno de ellos, señalando que pidieron una toalla para tapar las herida que la mujer se había autoinfligido para así poder auxiliarla. "Incluso se le iban a salir las tripas", ha dicho, agregando además que todo se encontraba revuelto.
El agente llegó a ver el cuchillo entre la puerta y la cama. No obstante, no fue hasta el día siguiente cuando sus compañeros, según han relatado éstos posteriormente, lo encontraron. Fue cuando se realizó la inspección ocular, para contar con luz natural y que el escenario no sufriese ninguna alteración. Entonces hallaron el arma blanca debajo de la cama del niño, que también se encontraba en el dormitorio principal, detrás de "material médico" que quedó allí.
El guardia civil que instruyó las diligencias, que ha declarado por videoconferencia después de distintos problemas para establecer la conexión, ha señalado que tomó al día siguiente declaración a la madre de la acusada, quien explicó que su hija se encontraba en días anteriores bajo una fuerte presión por la posibilidad de que se trasladasen a vivir fuera de España. El agente también ha indicado que la abuela manifestó en su declaración que la acusada había dicho la noche del suceso, en referencia al niño, que "hay que matarlo, es el diablo". Afirmación ésta que también otros agentes reconocieron haber escuchado de la propia abuela la noche de los hechos.
Que se mantenga la relación materno-filial
El marido de la acusada también ha declarado como testigo. En su declaración ha explicado que los niños llaman a su madre todos los días y que está de acuerdo con los informes que recomiendan que se mantenga la relación materno-filial. En cuanto a la decisión de renunciar a cualquier tipo de indemnización para sus hijos, ha argumentado que no pidió nada porque así se lo "aconsejó" la defensa" y porque no quiere hacer nada en contra de su mujer.
Ha recordado que la noche de los hechos su esposa y él llegaron a casa, procedentes del Hospital, entre las 00.30 y las 01.00 horas. Una vez que llegaron su suegra subió a su vivienda y la pareja mantuvo una breve charla. "Mi mujer me dijo que se sentía bien y nos dijimos que nos amamos", ha apuntado el marido, añadiendo que tras esa charla sacó al perro y al regresar se encontró a su suegra en la calle "gritando auxilio" con el niño en brazos sangrando.
"Supuestamente solté el perro, pregunté por la niña, pero no me acuerdo", ha continuado contando. Tras coger él a su hijo, según ha relatado, su mujer llegó a la puerta "gritando el niño debe morir".