Tribunales

Los peritos afirman en el juicio que "hay altas tasas de recaída" en episodios psicóticos

Los forenses que han declarado en el juicio contra la mujer que acuchilló a sus hijos en Arrieta consideran que un futuro episodio no tendría por qué tener ese "altísimo contenido de agresividad"

Fachada de los juzgados de Arrecife. Foto: José Luis Carrasco.

Los médicos forenses que han declarado en el juicio contra la mujer que "acuchilló" a sus hijos de 5 y 3 años en junio de 2015 en Arrieta consideran que los episodios psicóticos como el que sufría la acusada en el momento de los hechos "tienen altas tasas de recaída". Jesús Esparza y María Luisa Fúnez, encargados de realizar los distintos informes periciales sobre el estado tanto de los niños como de la acusada, han explicado en la segunda jornada del juicio que este tipo de patología incluye síntomas como son delirios, alucinaciones y pensamientos desorganizados y que se desencadenan "por un elemento vital estresante".

Los forenses han declarado que en estos casos pueden "ocurrir nuevos episodios psicóticos". No obstante, Esparza ha querido dejar claro que "un futuro episodio no tiene por qué tener este altísimo contenido de agresividad". En cuanto al tipo de tratamiento que debería seguirse en el caso de la acusada, no han sido capaces de determinarlo. Esparza ha recalcado en distintas ocasiones que "serán los psicólogos asistenciales y los médicos los que determinen qué terapia tenga que aplicarse". En este sentido, ha indicado que los informes que elaboraron se limitaron a analizar el estado en un momento preciso y que, en todo caso, no son "médicos asistenciales, sino forenses". Afirmaciones que ha compartido su compañera.

El Ministerio Fiscal, que solicita una pena de 15 años de internamiento en un centro psiquiátrico, ha argumentado la necesidad de que la acusada reciba tratamiento para la patología que sufre en este régimen. También ha señalado en sus conclusiones que concurre en la procesada "la circunstancia de eximente de responsabilidad criminal" y a la par la circunstancia de "alevosía por desvalimiento" por la situación especial de desprotección de las víctimas. Ha reiterado que la mujer cometió los hechos "teniendo absolutamente anuladas sus capacidades volitivas e intelectivas, al estar bajo la influencia de un delirio que condicionaba sus actos" y ha indicado que los propios forenses reconocen que algunas de las heridas provocadas a los menores "eran de riesgo vital" por la zona en la que se produjeron.

 

No hubo lesiones profundas


El abogado de la defensa, en sus conclusiones, ha rechazado esta última tesis señalando que, pese a la zona, las "cuchilladas" no suponían un riesgo vital, ya que no se produjeron "lesiones profundas". También ha señalado, por otra parte, rebatiendo los argumentos de la Fiscalía, que la propia literatura médica reconoce "que con un tratamiento adecuado no hay recaídas". El letrado, que solicita una medida de custodia familiar con tratamiento ambulatorio para la patología que sufre la inculpada, se ha preguntado cómo la acusada lleva desde julio de 2015 en prisión cuando se la considera "inimputable". De igual modo ha manifestado que la procesada puede "incorporarse totalmente a la sociedad porque tiene un medio que la acoge". En este caso se trata de su madre, como ya se indicó en la primera jornada del juicio.

El psicólogo que está tratando a la acusada a nivel particular, Andrés García, que ha declarado como testigo de la defensa, ha señalado que considera altamente improbable que pueda volver a repetirse un hecho similar al acontecido el 24 de junio de 2015. "Creo que el error es pensar que se pueda repetir un escenario similar", ha manifestado. El psicólogo ha explicado que, entre sesiones individuales y conjuntas con otros miembros de la familia, ha tenido unas 60 sesiones con la inculpada desde marzo de 2016.

Desde que se hizo cargo del tratamiento, según ha asegurado, ha observado que la mujer se ha ido recuperando y el objetivo es "conseguir integrar ese episodio psicológico en su biografía para evitar trastornos post traumáticos". Este psicólogo ha defendido la necesidad de que la acusada "se integre lo antes posible en su red de apoyo". Por ello, comparte la petición del abogado de la defensa para que le sea aplicada una medida de custodia familiar y que siga un tratamiento de carácter ambulatorio.

 

Medida más "estigmatizante que terapéutica"


En su opinión, ingresar a la mujer durante 15 años en un centro psiquiátrico sería una medida "más estigmatizante que terapéutica". Y es que, según ha dicho, quizás en un primer momento en vez de ingresar en prisión sí hubiese sido positivo que lo hiciese en un centro psiquiátrico, pero ahora considera que esa medida le generaría una mayor tensión.  Ha recordado igualmente que se ha trabajado en la relación con sus hijos, que presenta un nivel de "apego seguro", y que si pierden la figura materna "no va a ser fácil recuperarla".

A preguntas de la Sala, el psicólogo ha señalado que "quizás hubo una cadena de errores" cuando el día de los hechos la acusada recibió el alta en el Hospital, al que había acudido por el estado psicológico en el que se encontraba. Por otra parte, ha indicado que paulatinamente se ha ido reduciendo la medicación antisicótica a la mujer y ha señalado que, si bien podría "descompensarse" si abandona la medicación y se produce alguna situación desequilibrante, no tiene por qué suceder.

Por su parte, la psicóloga del centro penitenciario, María Pilar Vázquez, ha manifestado que al no presentar síntomas psicóticos considera que la madre no necesita llevar un tratamiento en un centro psiquiátrico. "Ahora está estable para lo que ha tenido ella", ha indicado, destacando que no ha observado en la acusada, a la que ve quincenalmente, "ningún síntoma psicótico" ni "ningún brote o inicio de brote". En concreto, a juicio de Vázquez, no se ha producido ninguna "involución" a nivel psicológico desde que comenzó a tratarla, en noviembre de 2015.