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"Quiero que la película llegue al chaval que ve a un negro por la calle y le quiere pegar"

Con 10 años lo llevaron al Sáhara. Con 43 que tiene ahora, ya ha dado la vuelta al mundo, rodando documentales en rutas de más de un año de duración. "No tenía casa, ni nada, sólo un número de cuenta". Fue ...

Quiero que la película llegue al chaval que ve a un negro por la calle y le quiere pegar

Con 10 años lo llevaron al Sáhara. Con 43 que tiene ahora, ya ha dado la vuelta al mundo, rodando documentales en rutas de más de un año de duración. "No tenía casa, ni nada, sólo un número de cuenta". Fue el encargado de abrir el ciclo"Cine y Migración", celebrado en Arrecife, a iniciativa de la Fundación Canaria para el Desarrollo Social). Tres sesiones y tres debates: el viaje, las causas y el racismo. Con "14 kilómetros", ganadora de la Espiga de Oro el pasado año, comenzó la reflexión. Los muertos que los tuareg inhuman en el desierto, fue el germen del proyecto. Dos meses de rodaje, en los que Olivares contrajo la malaria, hepatitis y la picadura de una garrapata que le introdujo un virus, captaron una verdad estremecedora, tan habitual como desconocida. Un puñado de arena en los ojos, occidentales, con un claro objetivo: "Concienciar a los chavales que ven a un negro por la calle y quieren pegarle una hostia".

14 kilómetros", es la distancia del estrecho de Gibraltar, desde la costa marroquíhasta la española. ¿Cómo surge esta idea?

Hice un viaje al desierto del Teneré, para rodar un documental sobre las caravanas de sal en el norte de Níger y me uní a una caravana de nómadas tuareg durante cuarenta días atravesando el desierto. Nos cruzamos con dos camiones repletos de gente que iban hacia las costas del norte, los tuareg me contaron que eran subsaharianos que querían entrar clandestinamente en Europa. Me dijeron que cuando ellos cruzan el desierto se encuentran con subsahrianos muertos, sobre todo, en verano, porque viajan de noche por el calor, se quedan dormidos, se caen del camión y se mueren de sed. Se han llegado a encontrar 200 personas muertas en torno a un camión que se había perdido por una tormenta de arena.

Quiso mostrar todo eso?

Me contó el director de informativos de Telecinco que cuando emiten una noticia de cayucos, la curva de la audiencia baja. Y el viaje no es sólo cruzar el mar. He querido mostrar lo que no vemos en los medios de comunicación. El otro viaje que dura años, donde los militares argelinos les putean, les pegan y violan a las chicas. Dicen que muere tanta gente en el Teneré como cruzando el Atlántico. Hay más subsaharianos viviendo en el norte de África esperando a cruzar que en Europa. Parece que estamos sufriendo una invasión y sin embargo sólo representan el dos por ciento de la inmigración que llega a España cada año.

El ciclo también afronta las causas de la inmigración.

Básicamente lo hacen por pobreza. La mayoría de esta gente vive en países donde hay una opresión brutal. El horizonte no lo tienen claro, no ven futuro. Además la gente que se ha ido y le va bien crea leyendas que empuja a otra gente a intentarlo. A lo mejor ese tío que manda una foto con un coche a su familia, las está pasando putas aquí, pero se van creando esas leyendas.

Y la televisión, ¿qué papel juega?

La televisión tiene una parte de culpa importante de los movimientos migratorios que se están dando en el mundo. Pero, la imagen que tienen de Europa no es real. Ven series que vemos aquí, como Friends y Melrouse Place, y tú sabes que la vida no es así. Pero ellos piensan que todos somos guapos, ricos y que no damos palo al agua. A mí una vez me dijo un africano que nosotros vivíamos bien porque teníamos cajeros que daban dinero por la calle. Cuando llegan se cae el paraíso y empieza el segundo drama.

Por ejemplo, se encuentran con problemas como el racismo, otro de los temas que aborda este ciclo

Hay muchísimo, cuando vinieron los actores al estreno de la película a Madrid, ves miradas y gestos sobre todo hacia los negros. Yo te puedo enseñar fotos de canarios llegando a las costas de Venezuela de los años cuarenta que son cayucos con 200 tíos yendo para allá. Los nietos de esos canarios son los que ahora ven a un negro y no pueden con él. Yo alucino.

¿Suele ser gente que no ha salido de su lugar de origen?

Te aseguro que el tío que ha viajado por África lo tiene clarísimo

Esta película sirve un poco para traer lo que ellos no van a ir a ver

Claro. Yo me estoy partiendo los cuernos para que esta película la vea la gente joven, porque no van a pagar siete euros para ver una película de negros. Por eso, lo que estoy intentado con la Junta de Madrid y de Andalucía y si es posible en Canarias, que compren un numero de entradas para repartir en institutos y colegios, como una actividad escolar, porque eso me parece más efectivo. Lo he comprobado. Los chicos me dicen que cuando vean a un negro por la calle, le van a mirar con otros ojos y para mí ese es el sentido de la película.

Por tanto, ¿ve estos ciclos como sumamente necesarios?

Sí, pero lo que pasa es que la gente que viene a este tipo de iniciativas está sensibilizada. Y yo lo que quiero es sensibilizar al que no lo está. Yo quiero que vea la película el chaval que ve a un negro por la calle y le quiere pegar una hostia.

Usted ha viajado por todo el mundo, ¿Cuál es el sitio que más le ha sorprendido?

Un sitio que me tocó fue Mongolia. Me pasa con este país lo que me pasa con el desierto. Tengo una especial atracción. No sé si por esa inmensidad de espacio sin vida, que te sientes pequeño. La gente nómada, son gente pura, gente muy de verdad, que no está contaminada y te sonríe de verdad. Hay unas montañas en Mongolia, las montañas del Altai, donde vive una tribu que son unos tíos acojonantes que cazan con águilas reales.

¿Y qué ha aprendido?

Básicamente a ser tolerante, a ser humilde y sobre todo a relativizar los problemas. Aquí nos montamos unas historias mentales que son demasiado. Eso te va dejando un poso, que te hace, a lo mejor en mi caso, poder hacer esta película y que la gente cuando la vea, se emocione.