Sonrisas, lágrimas y sobre todo ilusión llegaron este miércoles aGuacimeta junto con los nueve niños procedentes del Sahara para pasar el verano con familias de Lanzarote, escapando por un tiempo del aislamiento y penurias que viven en su tierra. Su sueño puede hacerse realidad gracias al programa de "Vacaciones de Paz" que organiza la Asociación APUSA (Asociación de familias en apoyo al pueblo saharaui), que yalleva desarrollándose en Lanzarote desde el año 2000.Este viaje puede pagarse gracias a subvenciones del Gobierno de Canarias y del Cabildo, ya partir del momento de llegada, son las familias de acogida las que corren con todos los gastos.
El pueblo saharaui lleva más de tres décadas viviendo en condiciones extremadamente duras y en situación de exilio permanente. En verano, las temperaturas llegan hasta los 50 grados centígrados, algo que se hace inaguantable sobre todopara los niños. Por ello, las familias saharauis desean que sus hijos puedan disfrutar de unas vacaciones y se escapen por unos meses de su triste realidad. Para acogerles, el único requisito son "las ganas", según contaronalgunas de las "madres", además de apuntar que la situación económica de cada uno es tan sólo una excusa. "Este verano tanto mi marido como yo estamos en el paro y seguimos acogiendo, no es tanto poder, sino querer hacerlo", comentó una de ellas.
En los inicios de esteproyecto,eran cuarenta hogares los que alojaban a estos niños. Ahora, sólo nueve. Algunas delas familias creen que se debe al desconocimiento que existe en nuestra sociedad de este proyecto y de la cultura saharaui.
"A mísolían desanimarme, me contaban que eran niños queya sabían a lo que atenerse y que venían a pedirnos cosas, pero para nada, son niños que desconocen completamente nuestro mundo. Se asombran con algo tan conocido por nosotros como lo es una puerta, y que con poco que les ofrezcas, a ellos les sirve para tener una situación mejor", apuntó Elisa Viña, que por segunda vez repite la experiencia.
Elisa también cuenta que la ilusión con la que su niño acogido, Sidhamed, llega a su casa es tremenda. "Está como loco por montarse en la bicicleta y por ir a la playa", declaró.
"Aquí ahora tengo mi casa y mi vida"
Andy Lahsen fue uno de los niños que pasó los veranos de su infancia en Lanzarote, y a partir de entonces, decidió quedarse para siempre a vivir en la isla.Para Andy esta experiencia fue determinante en su vida, "un cambio tanradical comopositivo", comenta. Ahora, intenta seguir participando en este proyecto solidario, actuando como traductor voluntario entre los niños y las familias.
Cuando termina el verano y tienen que separarse, son los padres adoptivos los que en ocasiones, aprovechando algunas vacaciones como las de Navidado Semana Santa, viajan al Sahara a visitar a "sus niños" .