El presidente del Cabildo de Lanzarote, Oswaldo Betancort, y el consejero de Bienestar Social e Inclusión, Marci Acuña, han recibido este martes a los menores saharauis que forman parte del programa Vacaciones en Paz, así como a sus respectivas familias de acogida.
Los pequeños, nueve niños y una niña, con edades comprendidas entre los ocho y los diez años, proceden de los campamentos de refugiados de Tinduf, en Argelia, y gracias a la solidaridad de muchas familias de Lanzarote, pueden disfrutar de una experiencia única en la isla hasta el próximo mes de septiembre. De este modo, junto a sus madres y padres de acogida, estos menores podrán disfrutar de unas semanas de descanso, diversión y convivencia.
El presidente, Oswaldo Betancort, les dio la bienvenida y agradeció la implicación de las familias lanzaroteñas que “año tras año, con este gran gesto solidario y altruista, logran que el programa Vacaciones en Paz sea todo un éxito, y que estos niños y niñas se ilusionen, cada verano, con este viaje que no solo les permitirá desconectar de las duras condiciones de vida que tienen en el desierto, sino que les enriquecerá personalmente y para siempre”.
Gracias a este programa de acogimiento temporal, los menores saharauis también tienen la oportunidad de recibir un diagnóstico y tratamiento médico. El consejero de Bienestar Social e Inclusión, Marci Acuña, afirma que “durante su estancia en la isla, estos pequeños, junto a sus familias de acogida, también acuden a diversos reconocimientos médicos, ya que muchos de ellos presentan anemias, debido a una alimentación deficiente, así como problemas en la piel o la vista, dada las condiciones meteorológicas adversas que padecen en el Sáhara, especialmente en verano, donde se llegan a alcanzar más de 55 grados”.
Desde el Cabildo de Lanzarote también colaboran para que estos pequeños disfruten de diferentes actividades, excursiones y experiencias lúdicas y educativas que les permitan descubrir el mar, los parques, las fiestas populares o la naturaleza lanzaroteña gracias a las visitas gratuitas a los Centros de Arte, Cultura y Turismo.
Los beneficios que obtienen los niños y niñas saharauis son numerosos. “Su salud mejora, pero también su vitalidad, ya que pueden disfrutar de un clima más benigno, de una mejor alimentación, no limitada por las condiciones extremas del desierto, al tiempo que establecen relaciones de amistad con otros niños y niñas y fortalecen vínculos con sus familias canarias”, tal y como explica Yurena Pérez, coordinadora en Lanzarote de la Asociación Canaria de Solidaridad con el Pueblo Saharaui.