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IMÁGENES: Sergio Betancort
Un numeroso público integrado por mayores y chinijos apoyó con su presencia el pasacalle del Carnaval tradicional, que se celebró en la tarde del jueves en el centro de Arrecife. La parranda Los Buches, Los Diabletes de Teguise y varios gigantes y cabezudos hicieron las delicias de los asistentes, especialmente de los más pequeños, con una muestra de lo más representativo del Carnaval de hace varias décadas en Lanzarote.
El recorrido de los grupos carnavaleros cubrió la zona de las Cuatro Esquinas, la calle Real y La Plazuela, llenando de colorido y emoción la zona comercial con sus particulares atuendos y sus "ataques" al público. "La incorporación a las fiestas modernas de las parrandas y grupos que mantienen vivas las tradiciones culturales es fundamental para preservar nuestra memoria y nuestras señas de identidad como pueblo", defendió el concejal de Festejos, Víctor Sanginés.
Los Diabletes de Teguise son el resultado de una tradición popular producto de la mezcla de creencias aborígenes con elementos castellanos y conexiones brujeriles, nacidas a finales del siglo XV, cuando llegan a Lanzarote los primeros esclavos moriscos y negros con sus prácticas supersticiosas. La figura del diablete aparece en Teguise, encarnado en el macho cabrío, símbolo de virilidad y fecundidad.
La tradicional Parranda Marinera Los Buches, que conforma la base y el pasado del Carnaval lanzaroteño, fue recuperada en el año 1963 por un grupo de amigos. Se trata de una cuadrilla compuesta por músicos que interpretan antiguas canciones marineras y los portadores de buches (vejigas de grandes peces curtidas e infladas), con los que se golpea a la gente.