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"Estocolmo", el comienzo de una historia

Juan y María miran aterrados hacia la puerta de sus vecinos, mientras la policía forcejea con el marido de Mila: "¡Cabrones, suelten a mi marido!". Son tan sólo personajes surgidos de la imaginación de un ...

"Estocolmo", el comienzo de una historia

Juan y María miran aterrados hacia la puerta de sus vecinos, mientras la policía forcejea con el marido de Mila: "¡Cabrones, suelten a mi marido!". Son tan sólo personajes surgidos de la imaginación de un director. Forman parte de una historia ficticia desarrollada con focos, cámaras y demás equipo técnico. Pero, desgraciadamente, podría ser parte de una noticia de sucesos, del día a día de cualquier pareja sobre la que se cierne una nube negra: los malos tratos.

El pasado mes de noviembre comenzó el rodaje del último cortometraje de Jesús Manuel Fuentes, "Estocolmo". El título hace referencia al singular punto de vista que el director ha tomado para afrontar un tema complejo y de sombría actualidad. En esta historia, la víctima, una mujer madura y económicamente independiente, sufre el síndrome de Estocolmo, es decir, se siente incapaz de abandonar a su marido, a quien ama a pesar de la violencia que ejerce sobre ella. "Es un tema que nos toca mucho a las mujeres", comentaba Elena, actriz protagonista, durante el rodaje. "Preparar el papel de 'Mila' ha sido difícil, pero aunque no lo sufres en tu propia carne, puedes entender lo que siente una mujer maltratada". Salvador, director del Teatro Estudio Arrecife, encarna al marido de 'Mila'. "¿Cómo defino yo a mi personaje?", se pregunta pensativo. "Pues como un cabronazo, un tipo frustrado y cobarde que no es capaz de afrontar las cosas con inteligencia, desgraciadamente, como demasiados hombre que recurren a la violencia para imponer su criterio".

Actores dramáticos

Tanto Elena como Salvador trabajan en el TEA. "Estocolmo" necesitaba una buena dosis de dramatismo, y sus voces eran un elemento fundamental para conseguirlo. "La técnica de grabación que hemos utilizado es bastante original", explica Jesús, director del corto. "No hay violencia explícita en los planos, sino que todo se intuye por el audio". Una de las peculiaridades de este corto es la preproducción del sonido. Antes de comenzar a filmar las escenas, los actores se encerraron una mañana en el estudio de grabación.

Allí, Miguel Ángel Colmenero se encargó del sonido, que más adelante se encajará en los labios de los actores. "El mayor inconveniente es la complicación, sobre todo para los actores, que tienen que actuar antes y después: primero en el audio, y después aprender de memoria el tipo de montaje que hacemos en el estudio", indica Jesús. "Pero también tiene una gran ventaja, y es que no sufrimos los inconvenientes del sonido directo, sino que es puro y limpio".

Para los actores, efectivamente, ha resultado, cuanto menos, una técnica "extraña", aunque les ha dado la oportunidad de aprender y trabajar de otra forma que han calificado como "interesante". "No es lo mismo que cuando estás actuando en directo, que hay más espacio para la improvisación", reflexionaba Salvador. "Cuando el sonido está grabado, tienes que ceñirte totalmente al guión". "Es algo nuevo para nosotros", añadía Elena. "Pero aplicando técnicas de respiración y locución, al final ha salido bien".

El antes y el después

El salón de la casa de Jesús ha sido punto de encuentro de mil reuniones durante estos meses. Entre bolsas de patatas y cervezas, surgían ideas, contratiempos y mil detalles que preparar por un equipo humano con otras obligaciones y poco tiempo libre. Rodar un corto entre amigos no siempre resulta fácil. Las instituciones no conceden muchas ayudas a estos proyectos, que casi siempre se hacen de forma rudimentaria. "A pesar de que se ha grabado con cámaras de alta calidad y en formato panorámico para conseguir mayor difusión y proyectarlo en salas de cine, nos gustaría que alguna institución preocupada por la violencia de género nos apoyara económicamente para realizar el 'transfer' a 35 mm y el kinescopado", solicitaba Jesús.

Sin embargo, falta de recursos no es siempre igual a escasa calidad. Muchos de los grandes directores españoles han comenzado su carrera realizando cortometrajes entre amigos, de esos en los que "cada uno pone lo que puede", como dice Jesús. Otro de los inconvenientes es la falta de circuitos de difusión de estas historias mínimas, que muchas veces se quedan en una experiencia enriquecedora y unos buenos ratos con los colegas. "Yo soy el director, pero ¿qué hace el director?", se preguntaba Jesús, al término del rodaje, rodeado de su equipo. "En principio es el que tiene la idea, pero por otro lado, Salvador ha dirigido a los actores, el ayudante de dirección se encarga de todo el equipo técnico, el iluminador de la luz... Somos un equipo y yo pongo mi granito de arena, de hecho yo creo que esta vez he hecho más bien poco (risas)".

La primera parte de "Estocolmo" finalizó hace ya unos meses, y desde entonces se han ido grabando las últimas escenas pendientes y por supuesto realizando el montaje del vídeo. El resultado, si todo va bien... el próximo mes de marzo.