Tendría que estar construido a finales de este año, pero está lejos de ser así. Esa es la realidad del hogar para personas mayores, dependientes y en exclusión social que la orden franciscana Cruz Blanca pretende poner en marcha en la isla. Un edificio del que ya se puso la primera piedra hace más de dos años, pero que en la actualidad está parado por falta de financiación para poder concluirlo.
La idea de este proyecto nació en el año 1989, aunque no fue tomando forma hasta el año 2000, cuando la asociación Amigos de Cruz Blanca de Lanzarote se constituyó como tal.En un principio iba a ser una residencia destinada a enfermos terminales de VIH/Sida pero, según explica su presidente Francis Martín, se decidió cambiar de idea para dar respuesta a las necesidades de las personas mayores de la isla. "Nos dimos cuenta en aquella época de que los enfermos de sida estaban atendidos gracias a Dios, mientras que había una carencia en relación a las personas mayores", señala.
Y fue así como se fue dando forma a este proyecto que en abril de 2009 vio cómo se ponía su primera piedra, en un terreno situado en la calle San Juan de la Cruz número 1 del barrio arrecifeño de Altavista, que había sido cedido por Librada Díaz Suárez al Obispado de Las Palmas y que éste cedió a los hermanos franciscanos en marzo de 2008.
De esta forma, y tras conseguir la licencia de obras, en agosto de 2009 dieron comienzo los trabajos pero, por falta de financiación, tuvieron que parar en diciembre de 2010. En esos meses, apenas dio tiempo a hacer nada. "El terreno está ahora todo abierto, como si fuera una piscina, con una pared de hormigón y es un peligro", afirma Martín.
Compromisos "incumplidos"
En el año 2009, el Gobierno de Canarias destinó una partida económica de 750.000 euros de sus presupuestos a este proyecto y se comprometió a financiar a partir de 2010 el cien por cien de la residencia. Sin embargo, Franci Martín asegura que ese dinero y ese compromiso "nunca llegaron" y que en esos dos años sólo recibieron "unos 500.000 euros". Este dinero sirvió para sufragar parte de la redacción del proyecto, así como para los movimientos de tierra y para la excavación del futuro garaje del edificio. También se inició con esas subvenciones la construcción del edificio, realizándose gran parte de la cimentación del mismo y los muros de contención que conforman el garaje.
La Casa Hermano Isidoro, como así está previsto que se llame este hogar para personas mayores, también recibió aportaciones del Cabildo y del Ayuntamiento de Arrecife. "El Cabildo sólo destinó 20.000 euros, pero para equipamiento cuando ni siquiera estaba construida", afirma Martín.Sin embargo, aunque desde Cruz Blanca aseguran que no recibieron más dinero de la primera institución, el entonces consejero de Servicios Sociales del Cabildo, Joaquín Caraballo, afirma que en los presupuestos de 2008 y 2009 también se dieron subvenciones a esta organización de "entre 30.000 y 50.000 euros", a pesar de que fue la Consejería de Bienestar Social del Gobierno de Canarias, quien "se comprometió a financiar el proyecto".
Por otro lado, el Ayuntamiento de Arrecife ha aportado un total de 38.000 euros, además de otras cantidades para la redacción del proyecto y la licencia, así como un arquitecto técnico del Consistorio, entre otras medidas. "Es la única institución que ha cumplido", afirma Francis Martín.
A todo ello hay que sumar que en el momento de colocación de la primera piedra se dijo que la iniciativa precisaría poco más de 6 millones de euros para poder llevarla a cabo, pero esta cifra aumentó después hasta los 9 millones de euros. "No teníamos todavía la resolución definitiva de la obra y después hubo una serie de modificados que hicieron que aumentara hasta los 9 millones", explica Francis Martín.
En cualquier caso, "la inexistencia de una continuidad en la financiación del proyecto mediante algún acuerdo plurianual teniendo en cuenta su envergadura", hace imposible, por el momento, que pueda verse un futuro cercano en relación a la construcción de este centro, aunque Francis Martín no pierde la esperanza. "Estoy seguro de que se va a hacer, porque mientras tengamos fuerzas vamos a seguir. El barco ya zarpó y si yo no lo veo, alguien lo llevará a puerto", concluye.
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