Adiós a toda una vida. Adiós a una década de lucha activa. Adiós a los recuerdos. La lucha de titanes ha llegado a su fin y han vencido "los poderosos". David sucumbió al poder de Goliat. La finca Berrugo, en Playa Blanca, podría ser demolida desde este próximo viernes a las 10.00 horas. Después de una batalla legal, la familia Medina deberá abandonar su vivienda, deberá dejar su hogar.
Así, se pone fin al último símbolo de resistencia contra "la construcción masiva". "Los propietarios del Marina Rubicón se han quedado con todo, con nuestra casa e incluso con el mar", afirma resignado Antonio González, uno de los afectados.
Este martes los camiones de la "mudanza" llegaban hasta esta finca, de más de 200 años, ubicada entre hoteles de lujo y a los pies de un puerto deportivo de élite. "Nos han dado hasta el viernes para recoger las cosas de valor", indica Antonio. Más de 15 años de lucha se esfumarán cuando la casa sea reducida a escombros. "El que tiene el poder económico es el que vence, el que se lleva el gato al agua. Cuando hay dinero se consigue lo que se quiere, y nosotros hemos sido engañados una y otra vez", lamenta.
La gran batalla
El conflicto entre la familia Medina y los propietarios del Marina Rubicón comenzó hace 15 años. "Recibimos una carta donde se nos comunicaba que teníamos que abandonar la casa. Decían que estaba habitada por unos ocupas, que éramos nosotros, aunque llevábamos toda una vida allí. Querían construir el puerto y necesitaban suelo", explica Antonio. La familia Medina ocupaba este pequeño grupo de casas desde inicios del siglo XX, cuando el abuelo de Antonio se dedicaba a vender sal, que transportaba en camello. Eso sí, en esa época "no existían escrituras".
Los afectados se informaron, acudieron a un notario, contrataron a un abogado y empezaron una lucha encarnizada. "Tuvimos letrados que se vendieron, que no presentaron la documentación. Perdimos unos cinco pleitos, hasta que hemos llegado aquí", relata este hombre, quien señala a varias personas como responsables de su desahucio. "Este puerto es una sociedad en la que se encuentra el gran benefactor de Lanzarote, es decir, Juan Francisco Rosa, además de Rafael Lasso y Francisco Armas", afirma.
Por ello, exige que se "ejecuten todas las sentencias firmes de demolición de los hoteles ilegales". "Que todos los escombros estén juntos", subraya.
"Esto es toda mi vida"
Su madre le mira desde el marco de la puerta de lo que en tres días será una mole de escombros y de recuerdos. Se llama Lucía Medina y apenas tiene fuerzas para hablar. Sus pausas son interminables, pues el dolor de tener que abandonar su hogar es "terrible". "Esto es toda mi vida. Aquí nací, aquí viví, aquí tuve a mi primer hijo, y a mi segunda hija, también. Y ahora todo se va. Son muchos recuerdos. Es una vida. Todos los días pensaba que podía pasar esto, pero no podía creerlo", señala con la mirada perdida.
De la puerta de al lado sale Santiago Medina, que tan sólo pronuncia una frase: "Se acabó". Este hombre emprendió una gran batalla y generó un movimiento a su favor y en contra del impacto ambiental y de la transformación de la costa que suponía la construcción del puerto deportivo Marina Rubicón. El viernes, Santiago no acudirá a ver cómo demuelen su casa. "No seré capaz y no quiero que se arme un follón", indica.
En unos días la famosa pancarta con el lema "Si luchamos, podemos perder; si no lo hacemos, estamos perdidos", que incluso llegó a inspirar al Real Madrid, se esfumará para siempre y se llevará parte de la vida de esta familia. "Hay que ver cómo se va tu casa, cómo se va tu vida y cómo se llevan todo esto que está ante mí, para saber cómo me siento", indica Antonio.
Enlace externo: Vea el video Lanzarote, la isla estrellada, que recrea la lucha de la familia Medina