"Tú entrabas ahí y ya te dabas cuenta de cómo estaba todo. Ahora no sé cómo está, pero antes era un sitio asqueroso. Te deprimía nada más entrar". Éstas son las palabras de una ex trabajadora de la residencia "Sol de Otoño", denunciada por el programa "Diario de" del canal Cuatro, por supuestos tratos vejatorios a ancianos.
Esta joven, que trabajó como auxiliar de enfermería en dicha residencia "hace ocho o nueve años" afirma que, entonces, ya se vivían cosas en el centro que "no eran normales". "Era mi primer trabajo y no sabía qué hacer, porque era una cría. Estuve casi un año y me fui porque cogí una depresión fortísima. Llegaba todos los días a casa llorando y sólo quería salir de ahí", señala.
Entre algunas cosas que apunta y que asegura que vivía día a día en este centro para mayores, se encuentran algunas de las denunciadas por Cuatro en imágenes, como es el caso de que, ya entonces, no se avisaba a ningún médico si algún anciano se ponía enfermo. "Había una chica que estaba siempre con el director y nosotras teníamos que avisarla a ella si alguno se ponía malo Ella tenía que avisar al director, y nos decían que ya estaba todo arreglado, pero yo nunca vi llegar a un médico", apunta esta joven. "Hubo una vez que uno se puso malo, malo y cuando llegué a los tres días no estaba. Pregunté, pero nunca supe más. No me dijeron nada, pero se pegó allí unos días malo, malo", añade.
Según asegura esta ex trabajadora, si alguien se ponía enfermo, eran las propias auxiliares quienes les administraban los medicamentos. "Si alguien se ponía malo, les poníamos el termómetro y les administrábamos nosotros los medicamentos. Las insulinas y esas cosas también las hacíamos nosotros. Y había montones allí que no eran ni auxiliares. El director daba órdenes de que fuera así, pero eso no lo puede hacer una auxiliar", afirma.
Con colchones en el suelo
Otra de las cosas que según esta joven ocurría entonces en este centro de mayores y que también se pudo ver en el reportaje de Cuatro es que "se usaba el mismo cepillo de dientes para muchos de los ancianos". "Utilizaban el mismo para muchos, pero yo no lo hacía, me negaba a hacerlo. Cuando veía algo que no me gustaba, decía que no, me daba la vuelta y me iba. Me negaba a hacer un montón de cosas. Las sábanas, las mantas?eran todas viejas y rajadas", apunta.
Precisamente, otra de las cosas que se negaba a hacer era a "acostar a los ancianos con colchones en el suelo". Y es que, según asegura esta ex trabajadora, "cuando llovía el agua corría por las paredes de las habitaciones y se les acostaba a todos en una, con colchones tirados en el suelo". "Las infraestructuras eran horribles. Había humedad, las camas estaban rotas", añade.
En cuanto a la alimentación de los ancianos, esta ex empleada de la residencia también apunta que cree que "no era la adecuada". "Yo no iba todos los días, pero al menos los días que iba siempre se les daba pasta para comer", afirma esta joven que, eso sí, asegura que nunca vio que se tratara mal a ningún anciano. "Hay muchas cosas de las que no me acuerdo. Pero, eso sí, nunca vi que les trataran mal. Por la tarde, sólo estábamos yo y otra chica y les mimábamos mucho", concluye.
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