ACN
Tomás Bravo de Laguna, presidente de la Asociación de agricultores Adiagro, afirmó este lunes que el hecho de que Canarias tenga una media del uso de pesticidas por hectárea muy superior a la media estatal se produce porque en las grandes zonas cultivadas de España dedicadas al trigo o a los cítricos, que constituyen la gran mayoría de la superficie cultivada de la península, no se emplean este tipo de productos.
Bravo de Laguna explicó a ACN que los datos del uso de pesticidas en el campo canario habría que compararlos exclusivamente con zonas de la península donde las características y el tipo de cultivo, con preminencia del sector hortofrutícola, son similares, como es el caso de la comarca catalana del Maresme. "Los datos en comparación a esas zonas serán muy similares", dijo el presidente de Adiagro, que insistió en el hecho de que los productos hortofrutícolas isleños son de "gran calidad" y que se emplean en los campos los herbicidas necesarios.
Los agricultores explicaron así el dato de que en Canarias se emplean al año por hectárea 65 kilos de herbicida más de lo que se emplea en la media de la península. Bravo de Laguna recordó que "no todos los herbicidas que se usan en Canarias son de uso agrícola", y sostuvo que en ese cómputo general podrían estar incluidos los raticidas empleados para campañas urbanas o los pesticidas que se emplean en los caminos de uso no agrícola.
Más que en la Península
Canarias supera en 65 kilos la media española de uso de pesticidas agrícolas por hectárea, un dato que podría resultar inquietante si se tienen en cuenta que hace unas semanas la prensa canaria se hacía eco de un estudio que afirma que el 43 por ciento de la población canaria contiene en su organismo "niveles apreciables" de DDT, un pesticida agrícola prohibido desde hace décadas. Aunque la relación de estos productos fitosanitarios con distintos tipos de cáncer aún está en fase de estudio, muchos expertos aseguran que podría ser la causa de tumores de testículos, de mama, de endometrio y de cerviz.
Según datos recogidos por ACN, Canarias consumió durante el pasado año 3.843 toneladas de productos fitosanitarios (herbicidas, insecticidas, etcétera). Teniendo en cuenta que, según el Instituto Nacional de Estadística (INE), en 2001 la superficie cultivada en el Archipiélago era de 50.737 hectáreas, Canarias ocuparía el primer puesto en el ránking de consumo por hectárea, que asciende a 71,1 kilos, 65 más que la media española (que se sitúa en 6,12) y 48 kilos más que la siguiente comunidad en la lista, Valencia.
¿Cifras justificables?
Tanto el ex director de Desarrollo Agrícola del Gobierno canario y ahora responsable de Agricultura de Nueva Canarias (NC), Antonio Ortega, como el jefe de Sección de Sanidad Vegetal de la Consejería de Agricultura, Antonio González, coinciden en admitir que en las Islas está justificado un mayor porcentaje de consumo de plaguicidas que en el resto del país, dado que los cultivos son intensivos, al no tener una gran área de terreno para ello.
Antonio Ortega considera que este dato puede ser debido a la introducción en los últimos 10 años de más de 60 plagas nuevas en Canarias que han puesto en peligro productos típicos como la papa. ¿La razón? Ortega apunta a la penetración en el mercado canario de productos vegetales prohibidos en la UE, por lo que pide al Gobierno regional que ponga mayor énfasis en su control.
Por su parte, Antonio González se muestra reacio a aceptar este tipo de datos que, en su opinión, no se ajustan a la realidad, ya que considera que "en Canarias no somos más salvajes que en otros sitios" a la hora de utilizar los fitosanitarios. La prueba está, aduce, en que Canarias no se ha dado en muchos años ningún tipo alerta sanitaria a nivel europeo, como la que ahora ha cobrado relevancia en los medios de comunicación: la llamada ‘gripe del pollo'.
Estudios de la universidades
Un grupo de expertos de la Universidad de La Laguna (ULL), liderados por el profesor Juan Felipe Pérez Francés, alertados por el gran consumo de fitosanitarios en Canarias y su posible relación con cánceres en la población canaria, pedía al Gobierno regional recientemente que aumentara los controles al respecto, algo que el Ejecutivo, en boca de Antonio González, se encargaba de contestar asegurando que no sólo estos controles se producen dentro de la norma, sino que en ocasiones se hacen más de los impuestos por la reglamentación vigente.
El estudio realizado por el doctor en Medicina de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC), Luis Domínguez-Boada, alertó de la presencia de este tipo de productos tóxicos en los organismos de un 43 por ciento de la población canaria, un dato que sin embargo califica de "normal", dados los pocos estudios que existen y lo extendido del consumo de plaguicidas tanto en el mundo desarrollado como en el tercer mundo.
La segunda fase de este estudio intentará investigar la relación de este componente con algunos casos de cáncer que comunmente se asocian al DDT, como son los de mama, y en menor medida, el de próstata y testículo. Para ello se ‘reclutará' grupos de enfermos de los que se conozca "perfectamente" su diagnóstico para medir el grado de contaminantes que posee. Sin embargo, avisa que sacar conclusiones "será difícil" porque la potencialidad contaminante de estas sustancias químicas "es relativamente baja" si se estudian de forma aislada. "El problema -indica- es que en el cuerpo se suelen encontrar muchas sustancias distintas que potencian sus efectos nocivos".
De la misma opinión es el experto en bioquímica y biología molecular de la ULL, Enrique Meléndez, quien apunta al "estrés celular" como la causa principal del cáncer, es decir, "el maltrato, todo lo que altera las células". El catedrático se muestra también reacio a sacar conclusiones de datos aislados que, dice, "pueden hacerte sospechar sobre qué debes estudiar", pero insta a hacer investigaciones concretas en laboratorio para poder hablar con fiabilidad de la relación de los plaguicidas y los citados tipos de tumores.
Hasta que lleguen los resultados de este tipo de estudios, lo único que se puede afirmar con seguridad es que la presencia y acumulación en el organismo de productos fitosanitarios de toda clase, trasmitidos por la dieta, puede ser cualquier cosa excepto positiva. Por otro lado, y al margen de que la media de consumo de estos productos por hectárea se ajuste más o menos a la realidad agrícola canaria, lo cierto es que superar en 65 kilos la media española es, asimismo, un dato revelador que debería, al menos, hacer extremar las precauciones sobre su uso en tanto hoy en día es una incógnita la incidencia real de los plaguicidas en la salud humana.