Política

Fabián Martín: "Ástrid y San Ginés son como un matrimonio del siglo XIX, que se mantiene por unos intereses que parecen desmoronarse"

"Si nos llaman para formar un nuevo gobierno, el teléfono se responderá", afirma el presidente del PIL, que confiesa que en las elecciones del domingo no votó al candidato de CC, Pedro San Ginés.

Fabián Martín: "Ástrid y San Ginés son como un matrimonio del siglo XIX, que se mantiene por unos intereses que parecen desmoronarse"

Habrá sido una sensación extraña para ustedes la de estas elecciones, al no participar en la batalla electoral.

Hombre, para cualquier persona, pero también para cualquier proyecto político, que de forma continuada viene presentándose a unas elecciones, resulta cuanto menos extraño el no hacerlo, pero nosotros, siendo conscientes con cuáles habían sido nuestros resultados en las elecciones locales y de que nuestro objetivo es diferente al de unas elecciones generales, nos planteamos en este caso no concurrir. No concurrir porque creemos que las prioridades, los objetivos, son recuperar confianza, reestructurar, reorganizar e ir poco a poco preparándonos para nuestra principal cita, que es dentro de tres años y medio. No obstante, también es cierto que las negociaciones que se previeron con otras organizaciones nacionalistas, en concreto con CC, no fructificaron y resultado de todo ello es que nosotros, al menos, tuviéramos algo más de tranquilidad en estas elecciones, que tampoco vino mal.

¿Cree que los resultados para CC y para su candidato, Pedro San Ginés, hubieran cambiado significativamente con el apoyo del PIL?

Cuando uno lleva unos contactos durante más de una semana y de alguna manera se rechaza el apoyo popular, el apoyo social, los votos de los lanzaroteños que quisieron depositar su confianza en el PIL en las pasadas elecciones, haciendo propuestas en las que el PIL apenas aparecía, uno lo que puede hacer no es más que retirarse de la mesa de negociación. Y eso al final ha tenido su repercusión y me alegra que sea CC, y en este caso su candidato, quien reconozca que quizá tuvo que haber tenido otra predisposición para negociar si quería realmente ser elegido senador. Yo en principio lo hablé abiertamente, lo comenté y a pesar de ello no fue atendido, pero no sólamente yo, a nivel personal, sino las personas del PIL, creo que se sienten satisfechos de haber mantenido esa postura.

¿Qué cree que han hecho en estas elecciones los militantes o las personas que habitualmente votan al PIL?

Pues mire, yo creo que hay una parte de miembros y simpatizantes del PIL que, al no ver las siglas, no fueron a votar. Así me lo ha manifestado más de uno. Hay otros que se han decidido por proyectos más discretos, menos representativos, y habrá otras personas que quizá habrán encontrado en otras formaciones su fuente o su punto de confianza. Yo, no obstante, creo que la mayoría de las personas con las que he hablado, que me han parado en la calle en los últimos días, han manifestado la voluntad de no ir a votar y creo que así también lo han entendido el resto de formaciones políticas.

¿Es mucho preguntar si usted fue a votar?

No, no. Claro que fui. No voy a decir a quién, pero también reconozco que no voté a CC.

¿Cuál es su reflexión sobre lo que sucedió el 20 de noviembre? ¿Cómo ha visto el panorama?

Yo creo que como presidente de una formación nacionalista tengo que hacer un análisis en esta clave. Creo que CC y el nacionalismo canario tienen que replantearse el esquema de aquí a unos años, porquemientras otras formaciones como CiU u otras vascas han mantenido o aumentado de forma espectacular la representación de votos, CC sigue perdiendo cada vez más parcelas de representatividad de los canarios en el Parlamento español. Y eso no es casual. Eso se debe quizá a un apoyo desmedido, inexplicable en algunos casos, a una política de Zapatero errática y errónea. Y eso también es debido a que creo que no han sido capaces de conectar con la sociedad, no solamente con las bases asentadas del nacionalismo, sino con las nuevas generaciones que son las que empujan y las que pueden hacer crecer la representación, el pensamiento o la ideología nacionalista canaria. Habrá que llevar a un replanteamiento, ya lo decía la señora Oramas horas después de saberse los resultados, donde comentaba que nacía una nueva época para el nacionalismo. Eso puede quedar en palabras si siguen intentando predominar, si sigue intentando ser hegemónica aquí respecto a otras representaciones insulares del nacionalismo, o eso puede dar lugar a una nueva etapa si se quiere conseguir, si se tiene la voluntad de llegar a un acuerdo entre todas las islas. Si no, lógicamente, el bipartidismo, la bipolarización, va a ser tremenda. Y creo que, desgraciadamente, negativa para las islas.

Hablaba Ana Oramas precisamente de esa refundación y creo que en CC están preocupados por la situación y por ese varapalo que se han llevado especialmente en la provincia de Santa Cruz de Tenerife. Usted, si es llamado a esa mesa para iniciar un proceso de reflexión y refundación del nacionalismo donde pudiera estar el PIL, ¿acudirá?

Sí. Yo siempre he estado en las negociaciones, en las mesas donde se me ha pedido que esté, porque creo que ésa tiene que ser la actitud que deben mantener los representantes de las formaciones políticas y estaría encantado de conseguir un punto de acuerdo con nuevas generaciones, en el planteamiento nacional canario. Yo estaría encantado de formar parte de un proyecto verdaderamente respetuoso con las identidades, con las realidades insulares, de cada una de las siete islas del archipiélago. Ahora bien, si van a hacer unas negociaciones con planteamientos tramposos, en los que se plantee cualquier circunstancia, para que después, como decía, la hegemonía siga cayendo en las manos de los mismos, pues mire, probablemente si me doy cuenta, no seguiré asistiendo. Pero en una primera invitación, lógicamente no sólo a título personal sino del partido, pueden contar con el PIL.

Y en cuanto al PIL como partido, ¿han afrontado o pretenden afrontar algún tipo de cambio, una reorganización interna, tras el varapalo de las últimas elecciones locales?

Ahora nos dirigimos a un Congreso ordinario. Hemos hecho una reflexión, asumimos nuestros errores, también consideramos cuáles han sido nuestros aciertos y, a partir de ahí, hay que replantearse un nuevo escenario. A mí me gusta ejercer la autocrítica, siempre lo he hecho, para poder conseguir los objetivos que nos marquemos. Y creo que el PIL la ha hecho durante estos meses, la está haciendo, y ha marcado también sus objetivos de cara al próximo año, donde celebraremos un Congreso. Un Congreso donde tenemos que renovar, sino total, parcialmente, los órganos de gobierno y plantearnos también cuál es la estructura del PIL. Estos objetivos no se cumplen en dos meses ni en tres, sino que se cumplen con un período largo, en el que poco a poco tenemos que ir sumando gente al proyecto y también sumando la confianza de los lanzaroteños, que creo que de alguna forma se han arrepentido, o se van a arrepentir en esta legislatura, de no haberla depositado mayoritariamente en el PIL. Pero eso lo dirá el tiempo. Habrá que dar confianza a esos que han sido elegidos de forma mayoritaria y que creo que a día de hoy no están dando muestras de ser todo lo eficientes que se esperaba.

¿Y se ve usted presentándose a ese Congreso? ¿Quiere usted seguir en la Presidencia del PIL?

Pues yo dije una cosa en el último Congreso y no es superficial. Seré lo que ellos quieran que sea. Yo no he estado en el PIL ni por imposición, ni por mandatos, ni porque nadie quiera en este caso que esté ahí. Yo lo he elegido particularmente. Soy una persona de 33 años, que ha elegido en su vida personal, profesional y política siempre lo que ha querido. He tenido esa enorme libertad y con esa enorme libertad me puedo presentar, si los compañeros quieren que esté a la próxima reelección, o puedo no estar, si los compañeros no quieren que esté.

Pero, ¿usted quiere estar?

A mí no me importaría estar, por supuesto. Ahora bien, si los compañeros creen que lo mejor para el PIL y para Lanzarote es que Fabián Martín no esté, yo seré respetuoso. Tengo, como decía, una enorme ventaja, que es tener una enorme libertad personal y profesional, para estar y para no estar en política, una actividad a la que reconozco me gusta dedicarme. Pero de cara al PIL, serán los compañeros los que tengan que evaluar mi responsabilidad al frente del partido y si merece la pena que esté o no esté. Yo, si deciden que siga, que continúe, lógicamente lo haré encantado.

Volviendo a las consecuencias que han tenido estas elecciones generales, una ellas es que vuelven los rumores sobre posibles rupturas de pactos, en concreto en el Cabildo. Usted, que ha gobernado con Pedro San Ginés y Ástrid Pérez, ¿cómo ve ese pacto? ¿Le ve continuidad?

Pues yo, viéndolo desde fuera e intentando abstraerme de la actividad política y de los mensajes que subliminalmente se envían a veces unos y otros a través de los medios, hay que decir que ese matrimonio es poco avenido. Ya lo dije hace tiempo, parece una relación del siglo XIX, que se mantiene por intereses. Lo que bien es cierto es que esos intereses parecen poco a poco desmoronarse y la actitud de cada uno de ellos es reveladora de cuál es el sentimiento, el pálpito, de esa relación. Y la relación política entre Ástrid Pérez y Pedro San Ginés no pasa por su mejor momento. No obstante, al PIL le cabe una cosa y creo que sólo una cosa, y es mantenerse a la expectativa, porque además ése fue uno de los objetivos que nos marcamos a principios de legislatura. Nosotros podríamos haber estado gobernando, porque así se nos invitó, pero siendo respetuosos y sensatos con el mandato de la población de Lanzarote, decidimos quedarnos en la oposición, porque entendimos perfectamente cuál era el mensaje que había salido de las urnas.

Pero de eso ya han pasado seis meses y ahora podrían ustedes una llamada teléfonica...

Pues la contestaré, como siempre he hecho. Y la contestaré como la he contestado estos seis meses, cada vez que el presidente o la vicepresidenta, por temas personales o políticos, han decidido llamarme. Ahora bien, ¿al PIL le toca incitar a un cambio de gobierno en el Cabildo? No.

Pero si fueran llamados para entrar en un nuevo gobierno, ¿cambiarían la actitud?

Son tantos los cambios diferentes y las llamadas que se pueden dar... ¿Puede llamar CC para incorporarnos al Gobierno? ¿Puede llamar Ástrid Pérez para provocar una moción de censura? Pues mire, yo creo que para ser serios y provocar un cambio, tendrá que darse en todo caso una ruptura de ese pacto de gobierno que sustenta la gobernabilidad del Cabildo. Al PIL no lo han llamado de momento y tendrán que aclararse aquellos a los que la sociedad de Lanzarote les ha dado su confianza sobre cuál es el papel que quieren llevar, jugar, desempeñar en los próximos meses. Yo no sé si estas desavenencias públicas de los últimos días, que han sido un tanto bochornosas, todo hay que decirlo, están predestinadas, predibujadas o prediseñadas. No sé si es así, pero en todo caso, el PIL ni se va a sumar ahora a una moción de censura en dos, tres días después de las elecciones, ni va a pedir a Pedro San Ginés que nos incorpore al grupo de gobierno. Nosotros tenemos una función, que es estar en la oposición. Si alguien llama, el teléfono se responderá, pero bien es cierto que no a golpe de improvisación.