El viento, en ocasiones indomable en Lanzarote, trae olor a combustible y humo que despiden las bocas de las numerosas chimeneas, y que se pierde camino de las nubes. Podría tratarse de una fábrica propia de la urbe, pero la cosa en cuestión, está mucho más cerca. Al límite con el Monumento Natural de Los Ajaches y a cien metros escasos de las viviendas de la zona de Las Coloradas.
Se trata de una subestación eléctrica de Unelco de la que se sirven las viviendas y los hoteles de Playa Blanca para el suministro de luz. Más de una decena de grupos electrógenos funcionan a toda máquina para que las viviendas unifamiliares, que crecen como papas crías en los terrenos del sur, no se queden sin electricidad.
Mientras, en otro punto de referencia de la isla, en La Villa, son al menos diez las familias que reciben el suministro de la luz de un grupo electrógeno que no cumple con la normativa, a la espera de que terminen las obras de cableado que les permita obtener la potencia necesaria para "engancharse" al suministro de la compañía eléctrica. "No sabes las ganas que tengo de recibir una factura de Unelco", comenta una vecina.
Dos problemas diferentes que tiene que ver con el crecimiento de los pueblos de Lanzarote y la necesaria revisión de las infraestructuras que no dan a basto para cubrir la demanda, que sólo durante el primer semestre de 2007 ha aumentado un 4,4%, con más de 1.000 nuevos clientes de Unelco.
Un paraíso?con ruidos y humo
"El ruido es continuo, como una guagua encendida todo el día". Es la comparación que hace Joaquín Ruiz, un vecino de Las Coloradas desde hace nueve años. Cuando se mete en su casa con las puertas y ventanas cerradas, vuelve la tranquilidad que le llevó a comprar su vivienda en 1998, cuando no había nada a su alrededor. "Casi todo esto era descampado, pero en los últimos cinco o seis años, la cosa ha cambiado mucho", cuenta Joaquín.
Las nuevas urbanizaciones construidas al calor de los planes parciales en Playa Blanca han hecho que la subestación con la que Unelco abastece la zona, se quede pequeña y tengan que echar mano de grupos electrógenos de emergencia, que se instalaron de manera provisional "porque si no, no llegaría el suministro" explican desde la compañía eléctrica, hasta que terminen las obras por la que se desarrollará una infraestructura de transporte eléctrico acorde con la creciente demanda en Playa Blanca.
Las obras se están desarrollando en la zona de Mácher y desde allí, continuarán hasta el sur. Según Unelco la planificación de los nuevos cables para el transporte de electricidad desde la central de Punta Grande hasta Playa Blanca, "se hizo hace años", pero pasarla del papel a la realidad es otro cantar. "Es cuestión de los trámites administrativos, se alargan mucho y eso, ya no depende de la compañía". Mientras tanto el pequeño complejo de viviendas más cercano a la subestación sufre cada día las consecuencias de los humos y los ruidos.
Más de cien metros construidos, jardín, piscina y vistas a Fuerteventura en un entorno en el que reina la tranquilidad forman parte de la carta de presentación de estas viviendas, cuyas ventanas están cerradas a cal y canto, algunas, porque están deshabitadas. "Es horrible, echa demasiado humo" explica una de las propietarias de una urbanización falta de vecinos. Es fácil ver carteles de "Se vende" en varios idiomas.
Al otro lado de la línea de uno de esos teléfonos de contacto, responde José Díaz Jiménez. Vive en Barcelona y hace 35 años se enamoró de la isla, pero hace un año decidió poner a la venta su casa, situada a tiro de piedra de la subestación. El principal motivo que le llevó a colgar el cartel es que "el olor a gasoil quemado es insoportable".
José Díaz y su familia ya se habían acostumbrado al ruido, tanto de las continuas obras para fabricar nuevas casas en la zona, como de los generadores de la subestación, hasta el punto de que "incluso si no hay ruido, no duermes", explica con sentido del humor, pero con lo que José no podía, era con tener que estar encerrado en verano para que no se colara el mal olor, que se pega "hasta en la ropa tendida, cuando la recoges, parece que trabajas en una gasolinera".
José no se ha quejado porque al fin y al cabo, cuando compró la casa, la subestación estaba en el mismo sitio de hoy, pero emitía menos ruido y humos porque está convencido de que, en aquellos años "la subestación trabajaba por debajo de su máximo rendimiento, pero ahora, con tanto como ha crecido Playa Blanca, va al 2000% de su rendimiento", comenta Díaz.
En Unelco aseguran que si los plazos desde que se planificó el aumento de potencia para el sur de la isla, contando con la ejecución de las obras, se hubieran cumplido, en Playa Blanca ya no harían falta los generadores que ahora ahuman las viviendas y las impregna de olor a combustible.
Miedo a quedarse sin luz
El problema de los vecinos de La Villa va más allá del ruido y los malos olores. Ellos temen quedarse sin luz o que, por un golpe de tensión, sus electrodomésticos pasen a ser un desecho más en el vertedero. En todo el municipio hay problemas de falta de potencia eléctrica pero un grupo de vecinos de la calle Tazacorte lo sufre de manera especial.
Recibieron sus casas de manos de la promotora Guanapay hace más de un año y durante meses estuvieron viviendo con el suministro eléctrico facilitado durante las obras de construcción. Un buen día Unelco cortó esa luz y el Ayuntamiento, optó por colocar un grupo eléctrico del que diez meses después, se siguen sirviendo los vecinos.
Tienen miedo de quedarse sin suministro si la Consejería de Industria llega a revisar el motor, que además, vibra constantemente. La constructora no se hizo responsable y Unelco no "engancha" la luz a los nuevos vecinos si no hay las infraestructuras adecuadas que determina la ley.
Unelco explica que desde el momento en que un promotor desarrolla un proyecto de viviendas, tiene que informar a la compañía de la potencia eléctrica que esas casas van a necesitar y si esta supera los 50 kilovatios, a partir de esta cifra tiene que hacerse cargo la constructora de edificar un centro de transformación eléctrica en el lugar. "Es así por ley desde el año 2002" apuntillan en Unelco.
El problema es que en ocasiones el promotor no desarrolla infraestructura como debería e instala grupos electrógenos, con las consiguientes molestias de humos y ruidos. Los vecinos de la calle Tazacorte no entienden por qué la promotora no se hizo cargo en su momento y si no tenían luz, el Ayuntamiento concedió la cédula de habitabilidad. "Aunque teniendo en cuenta que yo tenía cédula de habitabilidad cuando mi casa estaba sin encalar y sin el piso puesto?", comenta una vecina, mientras el propietario de la casa contigua a la suyacree que el Ayuntamiento "se ha dedicado a conceder licencias en lugares sin servicios y luego, guardarse las perras".
José Dimas Martín, alcalde de Teguise tras las elecciones de mayo,responsabiliza a la anterior Corporación municipal. Entendieron que esas viviendas se encontraban en una zona urbana y no se trataba de una unidad de actuación, por lo que el responsable de facilitar los viales y los servicios de alumbrado, tenía que ser el Ayuntamiento.Pero no sólo los vecinos de la calle Tazacorte están "enganchados" al grupo electrógeno, sino que una nueva promoción de viviendas situada a la entrada de La Villa y que fueron entregadas hace cuatro meses, también ven la tele, cocinan y alumbran sus vidas con el generador, al que están conectados por cables a ras de suelo.
"A nosotros la constructora nos ha dicho que eso es cosa del Ayuntamiento", comenta Bartolomé Viera, propietario de una de las nuevas viviendas. A la puerta de su casa las vayas, la excavadora y la gran zanja que recorre la calle, indica que, después de muchas promesas hechas a los vecinos de Tazacorte, por fin han comenzado las obras de canalización eléctrica, que les permitirá finalmente conectarse a Unelco.
"En tres o cuatro meses podremos llevar la potencia a esos vecinos", explica José Dimas Martín. Pero el problema de falta de intensidad afecta a gran parte del municipio, por lo que la solución pasa por crear nuevas estaciones transformadoras para dar más potencia, terminar la canalización de alta y baja tensión y culminar las infraestructuras para el funcionamiento del alumbrado público.
Unelco, impotente por ahora
La compañía encargada del suministro eléctrico en la isla no da abasto porque en los últimos años la población en Lanzarote y las nuevas viviendas se han multiplicado a un ritmo muy superior al que han transcurrido las obras de ampliación de potencia eléctrica y canalización. Según Unelco la potencia eléctrica en la isla es de 212,5 megavatios (MW).
En los últimos tres años sólo se ha incrementado la potencia de la central en 36 MW y está pendiente de aprobación la puesta en marcha de un nuevo grupo de 18 MW. Aún sería necesario incrementar la potencia en 36 MW más, pero no existe autorización administrativa para ello. Por otro lado la única central eléctrica de la isla, situada en Punta Grande, está pendiente de su traslado a un nuevo emplazamiento, que según la consejera de Industria, Lourdes Bernal, no está definido a día de hoy.
La planificación para asistir toda la demanda de energía eléctrica se hace aproximadamente con vistas a 20 años por lo que las redes de transporte deben ir al 50% de su capacidad de carga. En los últimos años Lanzarote ha crecido y el modelo turístico del sur de la isla "no estaba concebido como ahora", apuntan desde Unelco. Tiene miles de nuevos clientes, y unidos a los que ya había, utilizan muchos más aparatos eléctricos que hace dos décadas.
Para paliar la situación Unelco lleva a cabo la canalización de la nueva línea subterránea entre la central eléctrica de Punta Grande y la subestación de Mácher, "que es la arteria principal del sistema eléctrico de la isla", explican en la compañía. Esas obras se prolongarán hasta la punta sur de Lanzarote, puesto que desde Mácher, cuya subestación será ampliada,la línea subterránea ha de llegar a Playa Blanca con el fin de eliminar los grupos electrógenos situados en la subestación del sur, que además "cuestan mucho dinero y consumen mucho carburante". Estas y otras actuaciones de mejora en la red están planificadas desde 2005 con el fin de que culminen en 2009 y cuentan con un presupuesto de 145 millones de euros, el doble de lo que se invirtió entre 2000 y 2004.