¿Señor le lleno el tanque?. No, sólo 10 euros por favor. Es ya una conversación habitual entre un dependiente de gasolinera y un cliente. La misma Confederación Española de Empresarios de Estaciones de Servicios (CEEES) reveló que el alto precio de los carburantes está produciendo una disminución del número de conductores que llenan el depósito cuando acuden a una gasolinera. Lanzarote no es la excepción.
Mientras en enero de 2005 un litro de gasolina súper costaba en la Isla 0,667 euros, hoy debe pagarse por el mismo litro 0,840 euros (un 25,94 % más). Parecido es el comportamiento de la gasolina sin plomo de 95 octanos, la más demandada, ya que un litro se compraba a principio de año en 0,614 euros y siete meses después vale 0,785 euros (un 27,85 % más).
La gasolina sin plomo de 98 octanos no se queda atrás y el litro que podía adquirirse con 0,651 euros, hoy hay que pagarlo a 0,822 euros (un 26,27 % más). Por su parte, el gasoil pasó de 0,599 euros en enero a 0,691 euros en agosto (un 15,36 % más).
Desde la liberalización del sector en 1997 el precio de los carburantes lo establecen las propias estaciones de servicio, así que no se sorprenda que en una gasolinera pueda encontrar el combustible unos céntimos por encima o por debajo de los precios antes detallados.
Tendencia alcista
A ese ritmo habrá que reflexionar si es rentable sacar el coche porque además la tendencia es alcista. Los que están en el negocio aseguran que de aquí a final de año habrá nuevas subidas en los combustibles, pero aclaran que los incrementos no representan mayor rentabilidad para ellos.
"Cada vez que sube la gasolina nosotros tenemos que gastar más dinero para llenar los depósitos, mientras nos queda el mismo margen de utilidad", dijo uno de los empresarios, que pidió mantener su nombre en reserva.
Es la misma versión de Jesús Fernández, presidente de la Asociación de Estaciones de Servicio de Lanzarote, quien tildó las subidas de "irracional". "Cuanto más sube menos ganamos. Nuestro beneficio se va reduciendo considerablemente porque para ganar lo mismo necesitamos invertir muchísimo más dinero", comentó.
Los propietarios de gasolineras le compran el combustible a Cepsa, Repsol o Shell, pero el transporte y toda la logística es responsabilidad de Disa. "Todo el combustible de Lanzarote sale de la factoría de Disa", explicó Fernández.
Otra vez la doble insularidad
Así como en la cesta de la compra los lanzaroteños son víctimas de la doble insularidad, también por el combustible hay que pagar más en las islas no capitalinas que lo que se paga en Tenerife o Gran Canaria. Por ejemplo, Jesús Fernández da cuenta de que en Tenerife la gente paga hasta 0,04 euros menos el litro de combustible que en Lanzarote o Fuerteventura. "Parece que somos ciudadanos de segunda porque tenemos que pagar el transporte y todo nos sale más caro", destacó el empresario.
El precio de venta al público se obtiene sumando el precio sin impuestos (cotización internacional y margen de comercialización), seguido del impuesto especial sobre hidrocarburos que establece el Gobierno cada año en los Presupuestos Generales del Estado y que es lineal para toda España. Y, por último, el IVA, que se aplica tanto al precio sin impuestos como al impuesto especial.
Los gasolineros creen que la menor recaudación de Hacienda por el Impuesto Especial de Hidrocarburos en el primer semestre es consecuencia de la creciente compra de vehículos con motor diesel (casi siete de cada diez coches nuevos consumen gasóleo).
Datos oficiales
Los datos que el Ministerio de Industria y Comercio ofrece sobre los precios que se aplican en las gasolineras españolas muestran que las diferencias de precios entre unas y otras alcanzan ya el 30 %, comparando la estación más cara con la más barata, en un momento en que los constantes récords marcados por el precio del crudo se reflejan en los carburantes, también en máximos históricos. Sin embargo, desde la CEEES aseguran que no saben de dónde salen esas diferencias tan desorbitadas.
"La realidad, fuera de los datos del Ministerio, es que la diferencia entre una gasolinera y otra puede llegar a lo mejor hasta una o dos de las antiguas pesetas, no más", aseveró el portavoz de la CEEES.
Lo cierto es que la situación ha llegado a tal extremo que en la península los profesionales del volante a veces prefieren hacer más kilómetros trasladándose incluso a otras provincias para llenar el tanque y, lo más peligroso, cargar gasolina transportándola de forma ilegal para abastecerse durante un tiempo.