El número de denuncias por año no es significativo y, según el SEPRONA las variaciones tienen que ver con el aumento o disminución de sus efectivos, que varían de 3 a 4 agentes para toda la Isla. Resulta sorprendente que esta unidad cuente con tan pocos recursos humanos para atender a la amplia jurisdicción que les compete.
La misión del SEPRONA es velar por el cumplimiento de las disposiciones que tiendan a la conservación de la naturaleza y medio ambiente, de los recursos hidráulicos, así como de la riqueza cinegética, piscícola, forestal y de cualquier otra índole relacionada con la naturaleza. Esto incluye todas las infracciones y delitos cometidos en las actividades de caza y pesca, por vertidos y residuos, así como los atentados de cualquier índole contra la flora y la fauna o el Patrimonio. Un ámbito competencial muy extenso para unos medios realmente escasos.
A pesar de ello, los agentes trabajan cada día con lo que tienen y logran detectar gran número de infracciones. Desde que el SEPRONA entró en funcionamiento, según aseguran ellos mismos, se ha producido una disminución importante en las actividades contra la naturaleza, porque el poder disuasorio de las elevadas multas suele surtir efecto.
Lo difícil, muchas veces, es identificar a los culpables de determinadas acciones, como los vertidos de combustible a muchas millas de la costa que los barcos expulsan al limpiar sus depósitos en alta mar.
Otro grave problema de la Isla son los llamados "vertederos clandestinos", zonas en las que los particulares se deshacen de todo tipo de residuos tóxicos peligrosos: coches abandonados, aceite, filtros, electrodomésticos, etcétera. Basura peligrosa para el medio ambiente y para los propios seres humanos.