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Las palabras de Arozarena siguen inspirando los relatos del concurso de Radio Lanzarote

Se podrá participar en el certamen hasta el próximo 31 de agosto presentado hasta cinco relatos. Los escritos recibidos se irán publicando en La Voz de Lanzarote

Las palabras de Arozarena siguen inspirando los relatos del concurso de Radio Lanzarote

La nueva edición del Concurso de Microrrelatos de Radio Lanzarote ha seguido recibiendo en estos últimos días una gran cantidad de propuestas literarias, que serán publicadas de forma semanal, si cumplen con los requisitos, en La Voz de Lanzarote. Cabe recordar que el plazo para enviar los relatos para participar en el certamen concluirá el próximo 31 de agosto y que este año la radio rinde homenaje al escritor Rafael Arozarena.

Por ello, la propuesta es construir un relato que suponga una continuación a las palabras finales de la novela "Mararía", que dicen así: "En el cielo, unos pájaros volaban asustados y graznaban furiosos; unos pájaros grandes que se enredaban entre los cuernos del sol; unos pájaros negros..."

Como en ediciones anteriores, la radio deberá formar parte de la historia y la extensión máxima de los relatos tendrá que ser de 100 palabras, incluido el título en el caso de que lo lleve. Cada autor podrá enviar hasta un máximo de cinco relatos, que podrá firmar con pseudónimo, aunque deberá indicar siempre un nombre y un teléfono de contacto.

Quienes lo deseen podrán enviar sus obras a la dirección concursorelatos@lanzarotemedia.net, indicando en el asunto del email: Concurso de Microrrelatos 2017.

 

Algún día


En el cielo, unos pájaros volaban asustados y graznaban furiosos; unos pájaros grandes que se enredaban entre los cuernos del sol; unos pájaros negros que bajo las sombras de sus alas escondían aquellas terribles armas mortales que destruirían aquel país que ya estaba sumido en ruinas.

¿Que mas les quedaban por hacer, si tan solo vivían allí los que no poseían ni siquiera dignidad para enfrentarse a los pájaros de fuego?

Su existencia se basaba en sobrevivir a los bombardeos mientras anhelaban oír, algún día, por la única emisora de radio que podía emitir:

¡La guerra ha terminado!

 

Mar en calma


Salgo a pasear cerca del mar

desde Playa Honda siguiendo la ruta del colesterol

y me paro en Arrecife

siempre con los auriculares puestos

de mi pequeño radio

al compás de las hondas

voy recordando los hechizos del poeta Rafael Arozarena

es Jueves y los pájaros de hierro

con su ruido clásico hacen que me fije en ellos

miro al mar azulado imitando al poeta susodicho

veo saltar los peces en el mar en calma y los comensales y tertulianos de la avenida

de paso que van comiendo y hablando

visualizan la mar

y los jóvenes abrazándose

 

Sueño


En el cielo, unos pájaros volaban asustados y graznaban furiosos; unos pájaros grandes que se enredaban entre los cuernos del sol; unos pájaros negros que cabalgaban el aire de aquella playa solitaria. De pronto sentí miedo porque el sonido de la radio de mi coche subió de volumen y la suave melodía de Pink Floyd que me acompañaba, aquella tarde, se tornó ruidosa.

Entonces un cielo plomizo cayó sobre mi coche aplastando a aquellos cuervos sobre el capó.

Lo último que escuché fue:

"...through the endless summer

making for the sea..."

Y desperté con el sonido de una mosca.

 

El pilón de azúcar


En el cielo, unos pájaros volaban asustados y graznaban furiosos; unos pájaros grandes que se enredaban entre los cuernos del sol; unos pájaros negros que no eran totalmente negros; solo las puntas de sus alas eran oscuras cual noche sin luna.

Al tercer día dos calderas abruptas brotaron desde lo más profundo de la tierra, culminando su ardor en una sola boca, El Pilón de Azúcar. Enfadado con esas viuditas albinegras, con sus pequeñas alas chamuscadas por ese enorme brote de lava incandescente, el impacto.

Y el sonido de la radio de un Datsun Cherry abandonado:

"Tinerfeño visita la Tasca Marale y prueba la cabra…."

La nube formó un anillo y descendió sobre el Pilón, celebrando matrimonio.

 

Prejuicios


...que contrastaban con el perfecto azul de un cielo de primavera y que a ojos de quien los viere se tornaban de un azul profundo, tan intenso que maravillaba a la vista.

El grrack-grrack de aquellos cuervos le trajo el recuerdo de antiguos cuentos, fábulas y refranes.

¡Pobres cuervos! -pensó-.¡Qué mala fama les dieron aquellos que no los conocían!

Después de haberlos observado, durante toda una vida, concluyó que aquellas aves tenían un alma tan blanca que debía anunciarlo a los cuatro vientos. Por ondas de radio.

¡Viejo loco! -Decían los oyentes, mientras cambiaban el dial.

 

Naufragio


...que huían despavoridos; unos dientes, los míos, atenuaban los ruidos externos con incesante castañeteo.

Mas tarde, el crepitar del fuego es ahogado por el bramido del mar, situado a mi espalda, que me obligó a cambiarme de lugar y quedarme frente a el, expuesto a la negrura de la noche.

De pronto, mi corazón se acelera al ritmo del aullido de una tempestad que es precedida por el rugido de un rayo.

El granizo golpea las brasas hasta inundarlas dejándome en total abandono.

Para espantar al miedo, canto aquella última canción que oí, en la radio, antes de zarpar.

 

El plátano rojo


En el cielo, unos pájaros volaban asustados y graznaban furiosos; unos pájaros grandes que se enredaban entre los cuernos del sol; unos pájaros negros que no eran totalmente negros; solo las puntas de sus alas eran oscuras cual noche sin luna. En su volar simétrico, sus negras puntas dibujaban invitaciones de muerte en el aire. Un baile perfectamente sincronizado, metálico, gritos desgarradores en idiomas indescifrables…

En la radio, la música dio paso a una sirena. Una llamada al pánico sin medida.

Ya no habrán mas entierros. No se han encontrado los cuerpos.

Ya no conciliaré el sueño, oculto entre los plátanos rojos.

 

Mal agüero


En el cielo, unos pájaros volaban asustados y graznaban furiosos; unos pájaros grandes que se enredaban entre los cuernos del sol; unos pájaros negros que reflejaban la tonalidad de mi alma y parecían simbolizar el mal agüero que, como una ventisca, amenazaba la calma chicha del pueblo a la hora de la siesta. La radio, con el soniquete cansino de la canción del verano, interrumpió la emisión para dar la noticia: un tsunami de proporciones gigantescas se acercaba a la costa. Nadie supo interpretar el aviso de los pájaros. Ya era tarde. Ahora solo ellos podrían salvarse.

 

Sentencia


En el cielo, unos pájaros volaban asustados y graznaban furiosos; unos pájaros grandes que se enredaban entre los cuernos del sol; unos pájaros negros que a pesar de su mal agüero para ajenos, intuían propias desgracias. Quizás por un concurso radiofónico de refranes o quizás por una visión cenital:

En el trigal, unas manos le mantenían preso. El corazón latiendo desbocado. Sus alas estaban inmovilizadas entre los dedos. Angustiado, miró al cielo y vio a un centenar de sus congéneres volando.

Recordó el maldito refrán y comprendió que era el fin de su libertad.

 

Tengo frío


En el cielo, unos pájaros volaban asustados y graznaban furiosos; unos pájaros grandes que se enredaban entre los cuernos del Sol; unos pájaros negros revoloteaban en circulo sobre mi cabeza.

Los veo sin ojos, los oigo sin oídos. Mi cuerpo yace junto a un riachuelo en el páramo más oscuro. ¿Cómo llegue hasta aquí? ¿Quién me despojo de mis ropas? ¿Quién apretó mi frágil cuello hasta dejarme sin vida?

Apenas recuerdo quien soy. Siento que formo parte del entorno, la tierra me acoge. ¡Sí, no ofreceré resistencia! Me entregaré en cuerpo y alma.

Mi transistor, ameniza el momento.

 

Esperanza


En el cielo, unos pájaros volaban asustados y graznaban furiosos; unos pájaros grandes que se enredaban entre los cuernos del sol; unos pájaros negros que no eran totalmente negros; solo las puntas de sus alas eran oscuras cual noche sin luna. Aves gigantes. Frenéticos lances opuestos al sol naranja en descenso.

Siniestros giros diabólicos, cegaban la esperanza de luz, envueltos en un denso humo negro que ahogaba sus esperanzas.

Una radio: "La puerta se cerró…"

Prometo nadarte, cenizas y arena, en la Playa del Farroque… y morirme en tus olas.

 

Sin título


Rosa lleva a su hijo Javi al hospital. Es la quinta vez ese mes. En la radio del taxi, un afamado doctor habla de nuevos tratamientos para el cáncer.

En el hospital, atienden a Javi con rapidez. Ya intubado, recibiendo el tratamiento,el niño duerme.

Rosa, a su lado, recuerda los pájaros negros que les sobrevolaban esa mañana, y un fuerte escalofrio recorre su cuerpo. Javi despierta sonriente y dice a su mamá: " mami he visto a mi ángel de la guarda, tenia grandes alas negras".

El doctor entra y con alegría les dice:"este es el tratamiento definitivo ".

 

Desolación profunda


En el cielo, unos pájaros volaban asustados y graznaban furiosos; unos pájaros grandes que se enredaban entre los cuernos del sol; unos pájaros negros presagiaban nerviosos lo que inminentemente sucedió.

Como todas las tardes, la radio sonó y una noticia de última hora escuchó. Valiente quién se contuviese ante tal noticia. Tristes amargas lágrimas e ira apoderaron su ser. La naturaleza habitaba su corazón y ahora, por ella sufría. El astro solar quedaba testigo como las llamas arrasaban con la forma y la vida del inmenso bosque.

Mil puñales fruto del dolor, impotencia y desesperación, atravesaron su corazón.

 

El cielo azul


Miro al cielo no veo ninguna nube camino un largo trecho subo a la montaña y oigo graznar furiosos unos cuervos que hacen brillar el sol con sus plumas negras se acercan a mi y a otros caminantes saltan y revolotean con extrema precaución para picotear los restos de comida que quedan sobre la superficie del terreno con esto no dejo de pegarme a mi pequeña radio oigo las noticias de Radio Lanzarote en primicia que los Reyes han llegado al Reino Unido y han sido recibidos con mucho boato veo algunos aficionados a su radio.

 

Procesión de imágenes


En el cielo, unos pájaros volaban asustados y graznaban furiosos; unos pájaros grandes que se enredaban entre los cuernos del sol; unos pájaros negros fantasmas solitarios en el desierto de los cuerpos, o caricia infinita de ternura. Con un galope de corceles grises, cruzaran la vida de todas las historias, como los que se escuchan en la radio y nos dejara la fiebre en las pupilas, la lenta procesión de las imágenes, la sombra y el dolor clavados en el tiempo.

 

El guirre


En el cielo, unos pájaros volaban asustados y graznaban furiosos; unos pájaros grandes que se enredaban entre los cuernos del sol; unos pájaros negros que no eran totalmente negros; solo las puntas de sus alas eran oscuras cual noche sin luna.

-¡Miren, miren, es Tamarán! -emitían por la radio-. ¡Es Tamarán, el guirre!

Y así era. El pequeño alimoche canario anidó en tierras majoreras y se convirtió en una leyenda. Con la ayuda de aquellos humanos comprometidos con el medio ambiente, que alarmados por su extinción que ya se consideraba crítica, anidó y procreo en su medio natural.

 

Allá donde estés


En el cielo, unos pájaros volaban asustados y graznaban furiosos; unos pájaros grandes que se enredaban entre los cuernos del sol; unos pájaros negros. Quizás por eso o quizás por mi propio estado de ánimo, recordé como habían terminado las cosas entre los dos y como escuché la última canción que me dedicaste en la radio. Concluí que habían sido los mejores 13 años de mi vida, aunque me hayas dejado hecha un polvo de viuda triste y aun no me conforme con seguir escuchando la última canción. Solo quiero seguirte allá donde estés.

 

Sin título


Cuales puntos suspensivos…temí

La desdicha de mil lágrimas y ninguna respuesta. Volaste sin remordimiento. Mirar atrás me hizo sufrir mas vi que con tu partir mi alma quedó liberada de lánguidas caricias y vacíos te quieros.

Cuales punto y aparte…creí

Recaímos, empecinados por nuestro deseo de querernos sin reparar que el amor ha de ser mútuo y no produzca falsas ilusiones. Querías ser libre, yo feliz.

Cuales punto y final…soñé

El locutor cesó el suspense, llegó el adiós, la quietud. Signo de puntuación que me salvó del tormento de tu amor y me entregó a los brazos de la vida.

 

Sintonizas


"En el cielo, unos pájaros volaban asustados y graznaban furiosos; unos pájaros grandes que se enredaban entre los cuernos del sol; unos pájaros negros..."

El locutor interrumpía la lectura del fragmento elegido para el programa de la semana. Desde Radio "Sintonizas", Alejandro conectaba con todos los rincones del mundo, convirtiéndose en un ángel de las ondas, en un mensajero de las letras.

- Mañana, seguiremos hablando de Rafael Arozarena y del maestro José Hierro. Deseoso de hacerles la tarde de cada miércoles más llevadera, se despide de todos vosotros Alejandro Guzmán.