Opinión

¿Corre peligro el cultivo de la batata?

Todos vemos, cada vez con más frecuencia, batatas procedentes de Estados Unidos, Portugal o Egipto en las fruterías de los supermercados, lo que está provocando el desplazamiento de las batatas de Lanzarote. No sabemos si será para siempre.

A día de hoy no solo es el principal cultivo en kilos, sino que además es el que más contribuye después de las parras al mantenimiento del paisaje insular. Pero, también se constata cómo cada año que pasa más agricultores abandonan: unas veces por la sequía que viene afectando a las cultivadas “en estricto secano” en el jable, donde no se ha plantado prácticamente nada en los últimos años; y otras, por los frecuentes cortes en el suministro de agua agrícola que disminuye la producción de las cosechadas en los enarenados haciendo las fincas insostenibles y que terminarán siendo abandonadas.

Esta es una dinámica que se debe revertir si queremos evitar la pérdida de otro cultivo (en nuestra memoria colectiva está el de las cebollas, legumbres y papas). Todos presentan una tendencia de evidente retroceso cuando no de inevitable desaparición.

En cuanto a la amenaza que viene del exterior señalar que las cantidades importadas por Canarias han sido las siguientes:

-2019…… entraron……..    438.096  kilos de batatas

-2023……      “       …….. 1.210.073           “

-2024…..(hasta mayo)….    728.863            “

Estos datos arrojan dos conclusiones: 1ª) en apenas cuatro años se ha triplicado la cantidad de batatas importadas; y 2ª) al ritmo que van las entradas del 2024 seguramente al final del mismo se superará la cifra del año 2023. 

Estos datos evidencian cómo la batata importada va poco a poco ocupando los lineales de los supermercados en detrimento de la nuestra, a pesar de gozar de una reconocida calidad entre los consumidores de toda Canarias. Es más, en un pasado reciente se llegó a exportar a Inglaterra con notable éxito y en cantidades importantes.

Para evitar su desaparición proponemos, entre otras, las siguientes medidas:

-Se tiene que ejecutar “con urgencia” por parte de las diferentes administraciones con competencia sobre el agua las obras demandadas por el sector primario como son: la instalación de la desaladora de Tinajo, el trazado de nuevas redes de riego, la fijación de una frecuencia regular en el suministro de agua agrícola de calidad. Todo ello para que los agricultores puedan regar en condiciones que les permita llevar sus cosechas a buen término.

-La Sat El Jable lleva años reclamando la ejecución de un plan de saneamiento de la planta que posibilite mejorar tanto la calidad de la batata como aumentar los rendimientos de los cultivos. Recientemente hemos sabido que el Cabildo de Lanzarote, junto con la Consejería de Agricultura del Gobierno de Canarias, ha encomendado a Cultesa un proyecto de investigación que contempla el estudio y saneamiento de las variedades cubana y yema huevo. 

-Fomentar la comercialización a través de cooperativas y SATs, pues estas figuras son las que permiten al agricultor planificar cosechas, abaratar costes de explotación y tener una mayor capacidad de negociación ante los distribuidores y cadenas de supermercados. Solo hay que fijarse en lo que sucede en las demás islas, donde se vende conjuntamente todas las producciones de plátano, tomate, piña tropical o aguacate; para comprender que esta forma de operar es la única que posibilita al agricultor obtener una mejor retribución por la venta de su cosecha. 

-Desde el lado de los agricultores también se tienen tareas que ejecutar: por ejemplo desarrollar prácticas agrarias que permitan la conservación de los suelos, se deben evitar los excesos de riego (ya que cuando el suministro de agua lo permite a veces se abusa del mismo) lo que desmejora el producto final, escoger bien la planta, rotar cultivos, practicar el barbecho, realizar una buena selección de las batatas que son ofertadas a tiendas y supermercados, y no retrasar las cosechas en la esperanza de conseguir un precio mayor, porque al final lo que se consigue son batatas de calibres que no son aceptados por el mercado.  

Estas actuaciones deben conducir a mantener un cultivo que tiene su contribución en la economía de algunas familias. Al igual que  ayudaría a diversificar, aunque sea en una mínima proporción, la economía local y a incrementar nuestro nivel de autoabastecimiento alimentario.