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Nereida Pérez: “Estudié ingeniería, pero soy de campo como las amapolas”

La gerente de Consejo Regulador de Vinos de Lanzarote repasa su trayectoria, su infancia en Máguez, sus estudios en Tenerife y su paso por la política, en una entrevista con Radio Lanzarote-Onda Cero

EKN

Nereida Pérez, secretaria del Consejo Regulador Vinos de Lanzarote

A los 18 años Nereida Pérez no sabía qué carrera escoger, pero tenía claro que quería ir a estudiar a Tenerife, así que cuando vio que en la isla grande se ofertaba Ingeniería Técnica Agrícola no se lo pensó. Su trabajo final de carrera fue en la Granja Agrícola del Cabildo de Lanzarote y al poco de terminarlo, consiguió trabajo en el Consejo Regulador. 

Allí descubrió lo mucho que le gustaba el trato directo con viticultores y bodegas y sobre todo, la tarea de mediar entre ellos. Pérez se llevó ese talante al Cabildo durante sus años de consejera de Agricultura, y en una entrevista con el espacio radiofónico Más de Uno Gourmet de Radio Lanzarote, no descarta tajantemente volver a la política, aunque es un mundo donde "es mucho más difícil sacar iniciativas, a pesar de los sacrificios".

 

  • ¿Cómo te formaste?

Soy de Lanzarote, de padre y madre del municipio de Haría, de Máguez.  Estudié Ingeniería Técnica Agrícola. Es verdad que cuando terminé COU no sabía muy bien lo que hacer, como le pasa todavía hoy a muchos jóvenes. Sí sabía que me quería ir a Tenerife, y como allí estaba la carrera de Ingeniería técnica agrícola, probé y me gustó. 

 

  • ¿Tu familia tenía relación con el campo?

Mi padre era panadero y mi madre ama de casa. Tuvieron que trabajar en el campo para sacar adelante a su familia. Mi padre me contaba como con 10 u 11 años iba con otro hermano a  arenar, metido en unos seretos con los camellos en la zona del Valle, en Haría.

En mi casa había camellos, perros, conejos, gallinas… o sea, de campo como las amapolas, de lo cual me siento muy muy orgullosa.

 

  • ¿Cómo fue el regreso de Tenerife a Lanzarote?

Quería hacer el proyecto de fin de carrera en Tenerife, pero por una enfermedad de de mi madre me tuve que venir así que al final desarrollé el proyecto sobre el sector vitivinícola y lo hice en la granja del Cabildo.

 

  • ¿Cómo entraste en el Consejo Regulador?

Terminé el trabajo de fin de carrera en marzo, con tan buena suerte que en junio, me dijeron que había un puesto de trabajo en el Consejo Regulador que fuera a la entrevista. Fui y desde ese día, un 11 de junio del 97 empecé a trabajar en el Consejo Regulador del vino de Lanzarote.

 

  • ¿Cómo llegaste a ser consejera en el Cabildo?

Se lo debo a Fabián Martín. Una prima mía está casada con un primo de él y en el cumpleaños de éste último, me lo propuso. Era 2007, mi madre había fallecido en enero y Fabián me dijo: ahora tú tienes que tener tu cabeza más ocupada y te propongo ir en las listas del Cabildo. Le dije que va, que va, como mucho en Haría… Me puso de número seis, y pensé que no saldría ni con agua caliente, y sacamos seis. Yo no sabía ni lo que era un decreto.

 

  • ¿Qué es lo que más te gusta de trabajar en el Consejo Regulador?

Cuando empecé a hacer la carrera ya noté que me gustaba el mundo vitivinícola, pero cuando hice el trabajo de fin de carrera vi que me encantaba. Esa relación directa con el agricultor y con las propias bodegas, la tarea de mediar, me encanta. 

 

  • ¿Cómo se tomaron los viticultores que entraras en el Cabildo? 

Se lo tomaron genial porque veían en el Cabildo a una persona cercana. Y yo no me llegué a desvincular del Consejo Regulador nunca porque estaba en la Consejería de Agricultura. Teníamos muchas actividades como la Winerun, el Festival de Teguise,  Saborea Lanzarote…

 

  • ¿Volverías a la política?

No te digo que no por si acaso en dos años me sacan la hemeroteca. (Risas).  A mí todo lo que sea trabajar en pro de algo me gusta. Estoy metida en varias asociaciones.

Pero es verdad que la política al final es bastante desagradecida. Se trabaja un montón, se sacrifica mucho tiempo personal y familiar y luego ves cómo las cosas muchas veces no llegan, se te van los cuatro años y no salen y la sensación de cara a la población es que estamos de brazos cruzados cuando no es así. 

 

  • ¿Es más fácil sacar iniciativas adelante en el Consejo?

En el Consejo Regulador casi todo lo que me propongo sale, es mucho más fácil, la gente te escucha. El Pleno del Consejo es fantástico, porque siempre están apoyando, siempre tienen confianza plena en los trabajadores del Consejo Regulador. Me siento más realizada tanto a nivel personal como laboral. Nos sentimos valorados.