El 3% de los requerimientos actuales de agua en la isla podrían ser asumidos por "el balance hídrico natural y las posibilidades que ofrece la utilización de las técnicas tradicionales de captación y depósito (aljibes, pozos, maretas, etc.)". Así figura en los recientes documentos elaborados por el Consorcio Insular de Aguas para la planificación hidrológica insular. Sin embargo, en cada episodio de lluvias, que en Lanzarote se producen, por lo general, puntual y torrencialmente, la práctica totalidad de caudal se desaprovecha.
Por ello, Somos Lanzarote ha presentado una moción al Pleno del Cabildo proponiendo un plan integral para el aprovechamiento de estas aguas para fines agrícolas, retomando la tradicional cultura del agua. A juicio de la organización transformadora insular, además de beneficios ambientales, derivados de ahorro y para los suelos agrícolas, tendría efectos positivos para un patrimonio cultural que ha quedado en el olvido durante las últimas décadas.
Así, la iniciativa de Somos Lanzarote propone que el Cabildo "elabore un estudio exhaustivo sobre la realidad hidrográfica insular, los cauces por los que transcurre el agua de lluvia, el patrimonio material que permitiría su conducción o depósito, su estado de conservación, junto a las alternativas y acciones necesarias que permitan optimizar el uso agrícola del agua de lluvia".
El objetivo de esa primera fase sería el diseño de "un plan integral de recuperación del patrimonio vinculado a la cultura del agua, así como de creación de aquella infraestructura de captación, almacenaje y distribución que se precise, con el objetivo de dar uso agrícola a la mayor cantidad posible de agua de lluvia". Para la puesta en marcha de este plan, desde Somos Lanzarote se apunta a la necesidad de un trabajo conjunto de las diferentes áreas y administraciones implicadas, así como con los profesionales del sector primario insular.
La propuesta destaca que el clima insular, con un régimen hidrológico propio de zonas desérticas, ha potenciado una histórica "cultura insular del agua", a través de la cual se han realizado diferentes obras hidráulicas dirigidas al almacenamiento o transporte del agua de lluvia, "como aljibes y maretas, alcogidas, la perforación de pozos y galerías, gavias, así como otros aprovechamientos en el medio rural, como nateros o bebederos". Sin embargo, la llegada del agua desalada y el desinterés por el patrimonio ha supuesto el deterioro de muchos de los bienes con los que contaba la isla, y que esta moción pretende recuperar.
Agua limpia
Por otra parte, la moción destaca los beneficios ambientales de priorizar el agua de lluvia sobre la desalada y la depurada para regar los cultivos de la isla. Y es que, como señala la moción, la producción y uso de agua desalada no resulta inocua para el medio ambiente insular.
Al contrario, la generación de agua desalada viene aparejada a un alto gasto energético, procedente de la combustión de materiales fósiles que generan gases nocivos para la atmósfera. Por su parte, la excreción de salmuera tiene efectos negativos sobre la calidad ambiental del agua marina.
También apuntan desde Somos Lanzarote a la fragilidad de los ecosistemas agrícolas tradicionales y sus suelos, resaltando que el uso de aguas depuradas para el riego de los cultivos inyectan salinidad a los suelos, así como otros agentes nocivos, como pueda ser la bacteria E. coli y las concentraciones altas de boro. "Lo más limpio, seguro y saludable es apostar por el mayor aprovechamiento posible del agua de lluvia; sería la mejor apuesta por una agricultura sostenible, de calidad y con futuro, comprometida con los valores ecológicos y culturales de la isla", concluye Tomás López, portavoz de Somos Lanzarote en el Cabildo.