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Un psicólogo advierte del "riesgo de psiquiatrizar la vida cotidiana" con diagnósticos de Google

El actual director del Área de Emergencias y Red Nacional de Psicólogos para la Prevención del Suicidio trabajó en el accidente aéreo de Spanair y en el atentado de las Ramblas de Barcelona

Pedro Martín-Barrajón, director del Área de Emergencias y Red Nacional de Psicólogos. Foto: Emergencias.

El 20 de agosto de 2008 un accidente aéreo acabó con la vida de 154 personas en el Aeropuerto Adolfo Suárez de Madrid-Barajas. El avión de la compañía aérea Spanair, que había partido rumbo a Gran Canaria unos minutos antes, se estrelló, convirtiéndose en una de las mayores tragedias de la aviación en España. Ese mismo día, el psicólogo Pedro Martín-Barrajón atendió a los allegados de una familia que había fallecido en el incidente, compuesta por un matrimonio y dos hijos.

Tras ese accidente, "decidí reconducir mi trayectoria profesional al ámbito de Emergencias", ha relatado el actual director del Área de Emergencias y de la Red Nacional de Psicólogos para la Prevención del Suicidio, Pedro Martín-Barrajón, en una entrevista con La Voz. Tras su labor con las familias de los fallecidos en la catástrofe de Spanair, comenzó a participar como psicólogo voluntario en el servicio de Samur de Madrid en el que estuvo otros seis años. Luego fue contratado como coordinador general de la Red Nacional de Psicólogos en Accidentes Ferroviarios.

El especialista también participó en la asistencia psicológica a los supervivientes del atentado de Las Ramblas de Barcelona el 17 de agosto 2017, atendiendo a parte de los 150 afectados. Recientemente, el Ministerio de Sanidad también le contrató para ser jefe del servicio de atención telefónica en crisis suicidas durante el confinamiento de la pandemia por coronavirus.

Al margen de episodios excepcionales en los que desempeña su labor como psicólogo de Emergencias y Catástrofes, este experto desarrolla su labor profesional en el ámbito privado, a través de la clínica de salud mental Psicólogos Princesa 81, con sede en Madrid.

Barrajón coordina una Red Nacional de Psicólogos Expertos en Suicidio, formada por 290 psicólogos distribuidos por todo el ámbito nacional y gestionada desde el ámbito privado. En el margen de esta labor está de visita en Canarias, formando a 80 profesionales de Emergencias en la atención a la conducta suicida

 

La pandemia: un punto de inflexión

La pandemia por coronavirus parece que "nos ha sensibilizado a la población en general y que estamos poniendo el foco, de un tiempo a esta parte, con un acierto y a veces sin él, sobre la salud mental", ha espetado Barrajón. El psicólogo experto en situaciones de emergencias explica que esto no se traduce necesariamente en que "se estén poniendo las medidas adecuadas, pero sí en que nos preocupa un poco más".

Aunque la salud mental y la prevención del suicidio están dejando de ser un tabú en la sociedad actual, los sistemas públicos no están preparados para acoger la demanda, con un ratio de 6 psicólogos por cada 100.000 habitantes a nivel nacional. Esto relega a muchas personas a costearse la atención en clínicas privadas y a muchas otras a renunciar a ella por no poder pagarla.

Frente a ello, está el riesgo de "psiquiatrizar la vida cotidiana, buscando en Google y autodiagnosticándose un problema de salud mental, cuando son cosas que antes superábamos de manera independiente, autónoma, con más o menos sufrimiento". El psicólogo pone de ejemplo cómo nos enfrentamos a las rupturas sentimentales o los despidos y cómo estas situaciones dolorosas son medicalizadas aunque "no todo es enfermedad mental". 

 

La conducta suicida

Según el Instituto Nacional de Estadística entre enero y junio de 2023, los datos más recientes, se quitaron la vida 1.967 personas en todo el país, 75,2% hombres y 24,8% mujeres. "No hay sintonía entre la demanda de la población general y los recursos destinados a salud", ha alertado Martín-Barrajón.

Martín-Barrajón ha hecho hincapié en trabajar por la prevención de la conducta suicida a través de campañas de divulgación de la salud mental y de esfuerzos institucionales para evitar que más personas se quiten la vida.

Ante un intento de suicidio, el análisis de las llamadas al 112 desde Canarias recoge que "en la mayoría de los casos" el alertante no es la propia persona que está en una situación crítica entre la vida y la muerte, sino que son otras personas las que llaman a Emergencias. 

A pesar de la desestigmación de la salud mental, las personas que sufren una patología "seguimos teniendo ese temor a ser juzgados, a que se nos estigmatice, a que piensen que estamos mal de la cabeza", ha recalcado.

A pesar de que existe la creencia popular de que para pensar en el suicidio hay que tener una enfermedad mental, "lo que nos devuelve la evidencia es que cerca de la mitad de las conductas suicidas no tienen nada que ver con un problema de salud mental". 

Frente a ello, las personas que padecen estas situaciones se enfrentan al "temor a pedir ayuda, a ser tratados de forma negativa, a ser deshumanizados o para evitar que se nos trate de vulnerables o no se nos tenga en cuenta a la hora de ingresar en el hospital".

 

La soledad en los jóvenes

A pesar de vivir en una sociedad hiperconectada a través de la tecnología, el sentimiento de soledad no deseada se ha acrecentado en los jóvenes españoles. "En nuestro país hasta un 23% de las personas entre los 16 y los 24 años adolecen de soledad no deseada, parece paradójico que en un momento donde estamos absolutamente hiperconectados, por la inteligencia artificial, las redes sociales e internet", ha subrayado. 

En ocasiones, este malestar social se presenta en forma de autolesiones o intentos autolíticos, que no siempre se traducen en intentos de suicidio como tal, sino en una herramienta equivocada para tratar de paliar el dolor. Para las personas cercanas que se percaten de que un ser querido está autolesionándose recomienda que lo mejor es preguntar.

"Existe un mito muy extendido entre la población general de que si preguntas puedes inducir a alguien a la ideación suicida. Esto no es verdad, a nadie que no esté pensando en el suicidio, le vas a inducir la idea simplemente porque le preguntes" ha señalado.

Preguntar puede ser "la única y última ocasión que tenemos de tender una mano amiga a alguien, que se encuentra en una situación de peligro". El sanitario recomienda a los seres cercanos que pregunten "¿has pensado alguna vez en el suicidio?, ¿se te ha pasado la idea de suicidarte por la cabeza?".

En esta línea, ha indicado la importancia de desterrar el concepto de "llamadas de atención", porque "no lo son, son peticiones de ayudas".

 

¿Cómo se cuidan los que cuidan?

Al cuidar a una persona con problemas de salud mental o una superviviente de suicidio, en ocasiones las redes de apoyo también empiezan a mostrar un desgaste emocional. En el caso de familiares supervivientes del suicidio de un familiar su red coordina Grupos de Ayuda Mutua de Personas, donde se reúnen los allegados con expertos para tratar de hacer frente al proceso de duelo. 

Una de las recomendaciones que ofrece el coordinador del Área de Emergencias y Red Nacional de Psicólogos para la Prevención del Suicidio es "admitir el motivo real del fallecimiento, porque hasta un 40% de personas que perdieron a un familiar por suicidio, inventan las causas, es decir, argumentan que ha sido una enfermedad súbita, un accidente repentino y andan el resto de sus vidas pendientes de quién sabe y quién deja de saber y las mentiras tienen patas muy cortas". 

Así, ha continuado "una premisa que puede resultar muy dura en el momento inicial para un familiar, que es reconocer que su ser querido ha muerto por suicidio, puede hacerle mucho bien a medio y a largo plazo porque estar siempre mintiendo impide iniciar de una forma más saludable el inicio del duelo".

Además, ha añadido que es importante trabajar con expertos para alcanzar "una fase de estabilización", en la que se atajen los síntomas, como las pesadillas, las crisis de ansiedad. En este sentido, también "manejar ese sentimiento de culpa que los familiares y las preguntas sempiternas de y si hubiese hecho esto, o aquello otro".

 

El impacto de las guerras y las catástrofes

La población, más conectada que nunca, recibe constantes bombardeos de información sobre guerras y catástrofes. Sin embargo, no todos los acontecimientos tienen el mismo impacto en la salud mental de las personas.

"Todos los eventos que tienen que ver con la intervención voluntaria de la mano del ser humano genera más trauma que las catástrofes naturales o pandemias", ha informado el experto en Psicología de Emergencias.

"Confiar es algo inherente, los humanos necesitamos confiar en los demás y una erupción volcánica no es lo mismo que un atentado, donde alguien de forma voluntaria, consciente y con un propósito determinado trata de dejar el mayor número de víctimas posibles", ha continuado. Este razonamiento ha llevado a los expertos en Psicología de Emergencias a reconvertir un dicho tradicional en "mal de muchos, consuelo de todos, porque "al ver que otras personas están atravesando por lo mismo que tú, ofreces cierto consuelo y espíritu de solidaridad".