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El pregón de María Dolores da el pistoletazo de salida a las fiestas de Los Remedios de Yaiza

El acto se celebró por primera vez en la plaza de Los Remedios. La imagen de la Virgen se colocó en el pórtico de la iglesia durante la lectura

Pregón de María Dolores Rodríguez en Yaiza

El pasado viernes, con el emotivo pregón de María Dolores Rodríguez González, dieron comienzo las fiestas en honor a Nuestra Señora de Los Remedios de Yaiza 2024. Por primera vez, la plaza de Nuestras Señora de Los Remedios de Yaiza se engalanó para recibir a la pregonera de las fiestas de este año.

Al acto acudieron diversas personalidades políticas del Ayuntamiento de Yaiza así como insulares como el alcalde de Yaiza, Óscar Noda, el senador por Lanzarote y La Graciosa, Manuel Fajardo, la diputada socialista Loly Corujo, entre otros.

A las 20:00 horas, se constituyó la mesa presidencial formada por el párroco titular de Yaiza, Yonathan Almeida; el concejal de Cultura y Fiestas, Daniel Medina; el alcalde, Óscar Noda; y la pregonera, María Dolores Rodríguez González. Una vez constituida la mesa, se abrieron las puertas de la iglesia para dar paso a la imagen de Los Remedios, que fue recibida con una sonora salva de aplausos y vítores, permaneciendo en el pórtico durante el tiempo de la lectura del pregón.

María Dolores Rodríguez comenzó su pregón con una frase del escritor de Yaiza, Benito Pérez Armas: “Un hombre sin historia es como un árbol sin hojas”. Después continuó con algunas de las muchas vivencias y anécdotas contadas por la pregonera que exponemos:

"Sin duda, la historia de Yaiza se articula en torno a esta plaza de Nuestra Señora de Los Remedios, donde la Virgen nos acompaña y da sentido a las fiestas. Tenerla a ella presente es tener presentes a las personas de mi familia, que nacieron y vivieron aquí. Me permitirán que haga referencia a la historia familiar, para ir enlazando pinceladas de recuerdos con nombres propios que han marcado la vida del pueblo y a quienes no podemos dejar caer en el olvido. Su abuelo Hipólito venía de Uga a enamorar a mi abuela Mina debajo del árbol que da sombra a la puerta de la iglesia, ese ombú que llego de la Pampa Argentina, tierra a la que también había emigrado mi bisabuelo José, la plaza y el templo fueron testigos de ese amor y telón de fondo de su boda, y de algunos de sus descendientes, como mi hermana Mina, que casó con Juan, y mi hijo Adrián, que lo hizo con Carmen.

Mis abuelos maternos, Mima e Hipólito nacieron respectivamente en Yaiza y Uga y mi madre Dolores, en Uga, aunque posteriormente, como otros muchos lanzaroteños que migraron de isla en busca de trabajo, marcharon a Tenerife. Mientras, el trabajo estaba en Arrecife, y mi abuelo iba y venía a Yaiza, pero llegó el momento de dejar la casa familiar para instalarse en Arrecife, allí mi madre conoció a mi padre, Ladislao, Lalo, mecánico naval, natural de Haría, que junto a sus padres y sus hermanas habían bajado al "Puerto", que en aquel momento estaba en pleno desarrollo por las fábricas de conservas de pescado. Fruto del matrimonio de mis padres nacimos seis hijos, dos de ellos ya fallecidos, yo soy la mayor y llevo el nombre de María dolores como legado precioso, que me vincula estrechamente con mi madre y mi abuela.

Yo nací en Arrecife, en La Vega, en casa de mis abuelos, y según cuentan, tardé en abrir mis ojos al mundo lo que tarda una botella de anís en ser consumida por mi abuelo y mi padre, en su condición de nerviosos primerizos. Uno años después mis padres se mudaron a la ciudad de Las Palmas. Allí estudié bachillerato, y al acabar por una irrenunciable vocación, hice Magisterio y Geografía e Historia. A lo largo de este tiempo dedicada al oficio de maestra fui aprendiendo que enseñar no es sólo transmitir conocimientos sino sobre todo valores, siempre con respeto y amor hacia el alumnado, sintiendo cuando los veo ya, hombres y mujeres, que algo aportamos quienes los acompañamos en el desarrollo de sus potenciales y talentos. También he dedicado un tiempo a la política.

Esta tarea la asumí con la misma dedicación que he puesto en mi profesión. De chica tengo impresa en la memoria el siete de julio, fiesta de San Marcial, con mi tía Cristina que preparaba la tortilla y los zumos para pasar el día del santo patrón en Femés. Era el inicio del verano y marcaba el comienzo de los preparativos de la casa en Yaiza, la casa de mi abuela, nuestra casa, que mis padres modernizaron con la llegada del agua y la luz, porque el candil, el quinqué, las palmatorias y el agua guindada del aljibe fue durante años el pan nuestro de cada día. En el amplio patio de la casa de Yaiza celebramos mi boda con Jesús Betancort y la de su hermano Víctor con Viki Fernández, las primeras comuniones de mis hijos Adrián y Alberto, aquí aprendieron a caminar y en la tahona de la casa, donde mi padre pasaba el tiempo haciendo arreglos y componendas. Pensar en Yaiza es sentir sosiego y alegría, aislarse y entrar en un remanso de paz, que solo se altera con la llegada de las fiestas y las prisas para tener las casa albeadas, arreglado el pueblo, embellecida la plaza y las calles siempre limpias.

Las noches al fresco, apagando luces y viendo brillar las estrellas. Los días de las fiesta acompañando a mis primas recuerdo que nos quedábamos en casa de Isabelita Parrilla y dormíamos alguna noche en unos colchones de paja que te dejaban molida, y nos daba a probar la famosa mistela para entrar en calor, pues las noches de Yaiza son fresquistas y sino que se lo digan a mi marido, mientras fuimos novios, y que junto a nuestro amigo Joaquín Carballo, venían en la fiesta a las verbenas y hasta que llegara la guagua por la mañana se metían debajo del escenario, pasando un frío que todavía hoy día lo recuerdan. Las fiestas de Ntra. Sra. de Los Remedios coincide cn el inicio de curso y, con ella, la levantada temprano para ir a trabajar después de una noche de verbena, donde los el sonido de los altavoces retumba en los cristales mientras intentas dormir... Y sin querer queriendo, abres un poco el tapaluz de la ventana y al ver cuánta gente bailando queda aún en la plaza, te apuntas a dar un par de pasos de baile por el dormitorio sin poder resistirlo.

Porque como todo el mundo sabe, las buenas verbenas son y siempre han sido las de Yaiza. Y el día de la romería aguardando en la puerta de casa la llegada de los romeros, y con ellos los saludos, las fotos, y los encuentros con quienes hace tiempo no vemos. La comida, abundante siempre, para recibir a los amigos y amigas que llegan después de la Misa y esperan los fuegos. los trajes para la Función, planchados y preparados un buen rato antes de comenzar la Misa, para poder ir tranquilas y no perder sitio, la llegada de mi amiga Loli Reyes es ya tradición, que viene de Arrecife cada año para juntas gozar la misa y la procesión, al igual que tiempo atrás lo hacían su tía Manuela y mi madre. Y antes de irse, hay que comprar las piñas y los turrones, costumbres que no puede ni debe perderse. Cuantos recuerdos y vivencias quedan por contar, cuántas personas sin nombrar, que están en mi memoria y espero no olvidar.

En este día de inicio de la fiesta dedicada a Ntra. Sra. de Los Remedios, he querido recordar de manera especial a las mujeres, a las que nacieron y a las que llegaron y se quedaron a vivir en Yaiza. A ellas, sencillas, valientes, inteligentes, extraordinarias, que transmitieron valores, que cuidaron, que protegieron, que amaron y a quienes amamos, que forman parte de cada una de nuestras familias. Vivir la fiesta de Los Remedios es confraternización, es una invitación a saborear momentos, sentir la amistad, los encuentros, las risas, bailar, cantar, parrandear... En definitiva, ser un pueblo que comparte momentos y celebra sus raíces. Yaiza, nombre de mujer, en estos días, convive con su historia y con su presente. U presente donde se está recuperando la cultura, las tradiciones y que no puede ni debe olvidar a todas y a todos aquellos que lo han hecho posible.

Creo, como Esteban Rodríguez, cronista oficial de Yaiza, y así lo escribió en la dedicatoria manuscrita de su libro "Sembradas a Voleo", que tuvo la gentileza de regalarnos poco antes de fallecer, que "Un pueblo sin historia menuda es un pueblo perdido en la memoria olvidada".

Sirva pues su reflexión, que hago propia, para cerrar estas palabras llenas de emoción, con un sentimiento de pertenencia a Yaiza, donde mi familia y yo nos sentimos felices. Estas y muchas más fueron las vivencias y anécdotas compartidas por la pregonera María Dolores Rodríguez González la noche del pasado viernes en la plaza de Ntra. Sra. de los Remedios de Yaiza". 

De esta manera arrancaron los festejos que tienen una amplia programación de actividades que culminarán el próximo 9 de septiembre.