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El escritor Alberto Vázquez Figueroa publica su nuevo libro '1622. El barco de las ratas'

En la obra, que se divide en dos partes, se relatan una serie de hechos reales que han sido objeto de análisis y de investigación histórica

Imagen de la portada del libro

El autor Alberto Vázquez Figueroa ha publicado este 27 de septiembre su nuevo libro 1622. El barco de las ratas que se presentará el próximo 24 de octubre en la Sala el Fondeadero, en Puerto del Carmen, a las 19.30 horas. Es la primera vez que Vázquez-Figueroa realiza un libro para una editorial canaria (Editorial Herques) y, también es la primera vez que Vázquez Figueroa realiza una publicación con dos partes bien diferenciadas: la primera, la novela propiamente dicha y la segunda parte corresponde a la histórica-científica, basada en hechos reales.

Colaboran en esta parte histórica varios investigadores canarios: Daniel García Pulido, Manuel Lorenzo Arrocha y Juan Francisco Delgado. El libro cuenta además con un prólogo realizado por el escritor Cirilo Leal Mújica y por el catedrático en Arqueología y Premio de Canarias, Antonio Tejera Gaspar.

Igualmente hay que mencionar la colaboración con dos frases en la banda que bordea el libro, de los prestigiosos profesores e investigadores Carlos Martínez Shaw, Catedrático Emérito de Historia Moderna de la UNED de Madrid y de Germán Santana Pérez, profesor Titular de Historia Moderna de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria. Por su parte, la portada y contraportada del libro fueron realizadas por el pintor Miguel González Rodríguez, y contó con la colaboración de María González Correa y Lucía González Correa.

Además, colaboran en esta publicación numerosas instituciones de Canarias, entre las que destaca el Gobierno de Canarias (Dirección General de Patrimonio Cultural), Puertos de Tenerife, varios cabildos Insulares, entre los que destaca el Cabildo de Lanzarote y numerosos ayuntamientos de todas las Islas, entre los que figura Tías.

1622. El barco de las ratas es un libro en el que se relatan una serie de hechos reales, que han sido objeto de análisis y de investigación histórica, como figura en la segunda parte de la obra. Esta información, bien documentada, ha aportado un conjunto de datos de gran interés, fundamento sobre el que Alberto Vázquez-Figueroa ha escrito la novela de este título, haciendo gala de la gran maestría narrativa a la que nos tiene acostumbrados este creador en su ya larga carrera como autor de más de cien libros, considerado por ello uno de los novelistas contemporáneos más leídos en España y en el mundo.

La obra está dividida en dos partes, bien diferenciadas por el color y el tipo de papel en cada una de ellas. Se complementa, además, con numerosas ilustraciones. Para conocer los entresijos de la expedición de 1622 de la Flota de las Indias, se han consultado las valiosas referencias del cronista carmelita Antonio Vázquez de Espinosa, quien nos relata en su texto una serie de escenas de gran impacto, llenas de crudeza y peligrosidad, producidas por la devastación que sufrieron las embarcaciones, debido al embate de varios temporales, pero, sobre todo, por la invasión de una pavorosa plaga de ratas que aparecieron en las naves. Ratas hambrientas que atacaron a los marinos, a las aves y a otros animales que llevaban a bordo, e incluso a los mismos gatos. Se matarían más de tres mil.

La armada salió de los puertos andaluces en 1621, compuesta por 33 embarcaciones. Hizo escala en las Islas Canarias, como era usual, mientras que a la Península solo regresarían a finales de 1622 siete embarcaciones. La mala fortuna persiguió a los supervivientes, ya que cuando se encontraban en las cercanías del puerto de Cádiz fueron asaltados por piratas holandeses que merodeaban por aquellas aguas.

De la citada expedición a las Indias quedan aún muchos enigmas por resolver, entre ellos, las razones que inducirían al general Fernando de Sosa, que iba al mando de la flota, a haberse aventurado a zarpar de La Habana con destino a España en una fecha que coincidía con la temporada de grandes tormentas, comunes en esa época del año. Quedan aún por valorar, además, las pérdidas del cargamento de oro, plata y otras materias primas con las que venían cargadas las naves. Otros muchos enigmas de esa flota maldita de Indias continuarán enterrados aún por mucho tiempo en las aguas del Atlántico.